La propuesta de los coliving o viviendas compartidas llegó para adaptarse a las necesidades de la Generación Y o millennials, los que prefieren alquilar antes que comprar. Buscan la flexibilidad ante todo, al tener un estilo de vida muy dinámico; cambian en forma frecuente de trabajo e incluso de país y tardan más tiempo en tener una pareja estable.
"Hace ya unos años hemos pasado del paradigma de ser propietarios a ser usuarios. El objetivo de las generaciones anteriores era tener el auto y la casa propia. Pero el 'tener' te ata mucho y es costoso, por eso los millennials optan por pagar solo por lo que usan para hacer más eficaz su economía", explicó Laura Matta, directora de marketing y comunicación de Casa Campus.
Esta es una de las mayores empresas de coliving en América Latina, con varios edificios en Buenos Aires, uno en Lima, y proyectos por abrir en Colombia, en Santiago de Chile y en Río de Janeiro en Brasil.
"Los edificios tienen un diseño muy particular, en el que prevalecen la funcionalidad y la estética. Y hay un coordinador que amalgama los espacios físicos con esa comunidad que se forma. Creemos que es importante que las unidades individuales sean completas para que la gente pueda quedarse hasta un año", añadió Matta.
El público de los colivings va de los 18 a los 40 años e incluye a estudiantes extranjeros, o provenientes de otras ciudades, y a jóvenes que por trabajo deben vivir un tiempo en otro país y se sienten más acompañados en estos espacios que en un hotel o Airbnb. También pueden ser locales que por comodidad y flexibilidad elijan un alquiler temporal.
"En los últimos 20 años la edad promedio de casamiento pasó de los 24 a los 34 años. Eso te da toda una demanda, un universo entero de personas que no tienen compromisos y priorizan viajar. La hotelería y los aparthotel no abarcan todas esas necesidades que tienen", concluyó Matta.