El 2019 fue un año negro para la comunidad judía de Estados Unidos. Los letales ataques a una sinagoga en California, a una tienda de alimentación judía en Nueva Jersey o al domicilio de un rabino en Nueva York son solo algunos de los incidentes que dejaron un balance de 61 agresiones físicas, 1.127 casos de acoso y 919 actos de vandalismo en el país norteamericano.
El grupo judío de derechos civiles Liga Antidifamación, que lucha por esclarecer y acabar con crímenes de odio como los citados, se muestra preocupado por las estadísticas, que implican a 95 víctimas y que suponen un incremento del 12% respecto a los actos violentos observados en 2018.
Entre los motivos que han podido causar este auge en la violencia contra su colectivo Greenblatt destaca una "normalización de los tropos antisemitas", la "política motivada del día a día" y la influencia que ejercen las redes sociales. Este año, con la pandemia de coronavirus, la situación está empeorando con teorías conspiratorias antisemitas, añade, citado por The New York Times.
"El antisemitismo es un virus. Es como una enfermedad, y persiste. A veces se lo conoce como el odio más antiguo. Parece que nunca desaparece. Realmente no hay antídoto ni cura", sostiene el director de la organización.
El informe de la Liga Antidifamación apunta que la autoría de 270 de los incidentes contabilizados correspondería a grupos o personas extremistas. En este sentido, otro reporte publicado en febrero registra a 2019 como el sexto año más letal para la violencia ejercida por extremistas domésticos desde 1970.
La ADL define un ataque antisemita como "un intento de infligir daño físico a una o más personas judías o que se percibe que son judías, acompañado de evidencias de ánimo antisemita".