"El Gobierno avala la capacidad asistencial de Madrid pero se inclina por esperar a que el sistema de detección de atención primaria esté más afianzado para el cambio de fase", avanza el diario El País citando a fuentes gubernamentales.
Por ejemplo, Castilla y León decidió excluir a sus áreas urbanas de la entrada en la nueva fase, en la que se permiten reuniones de hasta diez personas y, sobre todo, se amplían los escenarios en los que se permite la apertura de comercios y locales de ocio.
La segunda región más castigada por el virus, Cataluña, decidió limitar la relajación del confinamiento a sus zonas menos pobladas, por lo que Barcelona y otras ciudades grandes seguirán en fase 0.
La prudencia de las autoridades catalanes contrasta con la polémica actitud del gobierno madrileño, que este mismo 8 de mayo admitió actuar siguiendo criterios económicos por encima de los sanitarios.
"Para que hubiera contagios cero debería haber movimientos cero, y eso es la ruina, porque Madrid tiene que seguir caminando", dijo la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, en declaraciones a la televisión pública española.
La decisión de lanzar a la región a la desescalada generó un cisma en el equipo de Ayuso.
La directora general de salud pública de Madrid presentó su dimisión este jueves por discrepancias sobre esta decisión, provocando que la petición de pase a la nueva etapa fuese enviada al Ministerio de Sanidad a última hora de la noche y sin firma, ya que ella era la responsable del trámite.
Finalmente, el Ministerio de Sanidad decidió imponer su autoridad para denegar la petición madrileña, aunque por el momento no se conocen los detalles que justifican esta decisión.
Según los datos reportados por las autoridades regionales, Madrid cumple con los criterios cuantitativos fijados en el plan de desescalada del Gobierno para pasar a la fase 1 de desconfinamiento.
Estos criterios fijan que para entrar la nueva fase se debe "tener capacidad de instalar en un plazo máximo de cinco días entre 1,5 y 2 camas de Cuidados Intensivos por cada 10.000 habitantes" y "entre 37 y 40 camas para enfermos agudos por cada 10.000 habitantes"
Por ejemplo, más allá de lo cuantitativo, los sindicatos médicos denuncian que Madrid cumple con el número de camas gracias a un refuerzo extraordinario para luchar contra el virus, que a su vez es operativo gracias a un refuerzo temporal de la plantilla sanitaria, pero por el momento no hay planes para renovar a los médicos contratados durante la crisis, por lo que desaconsejan pasar a fase 1.