Después de las pruebas nucleares en el atolón Bikini, en el Pacífico, uno de los científicos que estaba detrás del diseño del arma apuntó a algo aún más grande: una explosión de 10.000 megatones. Habría sido 670.000 veces más potente que la bomba lanzada sobre Hiroshima, tan grande que habría destruido un continente y envenenado la Tierra.
Alex Wellerstein, profesor de historia nuclear, calculó la destrucción causada de una bomba atómica de este tamaño.
"Un arma de 10.000 megatones, según mis cálculos, sería lo suficientemente poderosa para incendiar toda Nueva Inglaterra. O la mayor parte de California. O todo el Reino Unido e Irlanda. O toda Francia. O toda Alemania. O ambas, Corea del Norte y del Sur. Y así sucesivamente", indicó, al agregar que eso solo explica la inmediata ola de sobrepresión y la bola de fuego.
Asimismo, la letal lluvia nuclear tendría inmediatamente niveles letales de radiación en múltiples países y probablemente envenenaría la Tierra.
Nukemap, una herramienta que permite pronosticar hasta qué punto podría propagarse la total devastación en caso de un hipotético ataque nuclear, permite simular una explosión solo de 100 megatones o sea 100 veces menos poderosa que el arma propuesta por Teller. Incluso en este caso, una explosión sobre Moscú provocaría una lluvia radioactiva a una distancia de miles de kilómetros.
Cuando Teller presentó su propuesta, otros científicos y funcionarios le echaron agua fría. Sería imposible usar el arma sin matar a millones de civiles. Incluso si la bomba fuera lanzada en el corazón de la Unión Soviética, envenenaría vastas franjas de Europa Occidental y potencialmente a EEUU, escribe Logan Nye del medio We Are The Mighty.
El arma es teóricamente posible de fabricar. No obstante, nadie puede reunir un equipo lo suficientemente inteligente para diseñar y fabricar el arma que también "es lo suficientemente estúpida para ser construida", concluye el medio.