El análisis fue realizado por la organización Stop TB Partnership en colaboración con la Escuela Imperial de Londres, Avenir Health y la Universidad Johns Hopkins.
"La respuesta global al COVID-19 ha desacelerado la propagación del virus por ahora, pero continúa causando interrupciones graves, a corto y largo plazo, a los programas para otras enfermedades importantes. Para la tuberculosis, en particular, las restricciones a la sociedad ya están mostrando indicios de colapso en el diagnóstico y las notificaciones y, potencialmente, en la disponibilidad de medicamentos", dice el estudio.
El peor escenario supone una cuarentena de tres meses y un período de recuperación de diez meses, lo que podría llevar a que el número de infectados por tuberculosis aumente en 6,3 millones de personas entre los años 2020 y 2025 y la cifra de decesos, en 1,36 millones.
El estudio pronostica que a nivel global las tasas de morbilidad y mortalidad en 2021 podrían empeorar hasta las de hace cinco u ocho años.