Los vigilantes de la explanada donde está el muro occidental del antiguo templo judío examinarán individualmente a los visitantes para comprobar que su temperatura corporal es normal, se registrarán sus nombres y direcciones, y se les pedirá que lleven mascarilla y guarden dos metros de distancia con los demás visitantes.
Los vigilantes permitirán hasta 300 visitantes al mismo tiempo, que se repartirán por varios complejos de oración siguiendo regulaciones del Ministerio de Sanidad.
Cuando se alcance el número de 300, los siguientes visitantes tendrán que aguardar afuera a que se desaloje la explanada para poder acceder al muro.
La decisión de las autoridades se enmarca en un plan más amplio destinado a levantar las restricciones que han estado en vigor desde el inicio de la pandemia.
A diferencia de la apertura del Muro de las Lamentaciones, las autoridades israelíes no han permitido todavía la apertura de la Explanada de las Mezquitas que está inmediatamente detrás del muro debido al coronavirus.