La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto un problema muy sensible, relacionado con los derechos fundamentales que cada vez parecen ser más limitados por algunos Gobiernos nacionales.
Parece que efectivamente estamos viviendo en un mundo donde todo y todos pueden ser controlados en cualquier momento. ¿Pero realmente es así?
La verdad es que como mínimo es una exageración. La mejor prueba de ello es la noticia de la presunta muerte del líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, difundida esta semana por nuestros colegas de algunos medios internacionales.
Se entiende perfectamente que los medios ya están cansados, para no decir hartos, del culebrón del coronavirus. Pero eso no justifica que se fabrique una noticia bomba con unos recursos tan escasos y poco fiables como la de la "muerte" de Kim Jong-un.
No obstante, la cadena estadounidense CNN anunció que el líder de Corea del Norte "está grave de salud, según fuentes de inteligencia de EE.UU".
Cabe mencionar también que la agencia surcoreana Yonhap anunció por su parte que un ex funcionario norcoreano les había informado de que estaba "el 99% seguro de que Kim Jong-Un estaba muerto".
Esto significa que nuestros colegas han hecho bien por lo menos una parte de su trabajo. El problema es que ninguna de estas fuentes "con conocimiento directo" no tenían idea sobre si está vivo o no el líder de Corea del Norte. Se pregunta entonces ¿para qué sirven en este tema particular?
No obstante los colegas europeos sí tenían el tema y ya podían citar lo que han dicho los colegas de la CNN, sin añadir ningún detalle propio. "Medios extranjeros creen que el líder de Corea del Norte ha muerto o que está grave tras una complicada cirugía", titula a una de sus crónicas la televisión española Antena 3.
Lo único que sabían era que Kim Jong-un no había aparecido en un acto público desde el pasado 11 de abril cuando presidió una reunión de funcionarios. Es la verdad pura y dura. El resto eran especulaciones.
Pero esto no impidió a nuestros colegas hablar ya del tema de la sucesión del poder en Corea del Norte. "Kim Jong-un: si muere, su hermana Kim Yo-Jong es su probable sucesora", titula Marca TV.
"Trump dice creer que informaciones sobre la salud de Kim Jong Un eran 'incorrectas'", titula la edición en español de AFP TV.
Por su parte Trump ofreció esta semana ayuda a Corea del Norte con motivo de la pandemia del coronavirus. Se pregunta si no lo hizo para averiguar de paso el estado de salud del líder norcoreano…En cualquier caso parece extremadamente extraño que el presidente de Estados Unidos no tuviera información de esa fuente anónima y bien informada que advirtió a la CNN de que Kim Jong-un presuntamente tenía graves problemas de salud.
Si la historia de la presunta muerte del líder de Corea del Norte Kim Jong-Un se puede explicarla con el secretismo y la escasez de información sobre la actualidad norcoreana, la historia de "un complot por parte de Rusia para "liquidar" al alcalde de Praga y a otros dos representantes checos no ofrece semejante excusa.
Esa historia fabricada por nuestros colegas checos efectivamente parece más propia de una película de espías que de una declaración política al uso. "Protección policial para el alcalde de Praga tras hacerse público un supuesto complot ruso para asesinarlo", titula el diario español EL PAÍS.
Dice el autor o la autora de este artículo que Konev, que "es visto como héroe en Rusia", entró en Praga después de que los nazis dejaran la ciudad en 1945, mientras la verdad es los sublevados locales contra los nazis pedían a gritos: "¡Salvad Praga!" Las tropas norteamericanos no quisieron intervenir y los soviéticos desalojaron a los nazis. "Entrar en Praga" costó a la Unión Soviética miles de vidas, por cierto. Precisamente por eso fueron los habitantes de Praga los que le vieron como héroe a Konev…
Todo esto no es ningún secreto. Basta con abrir el artículo de Wikipedia dedicado a Konev para tener una idea. Pero al parecer no es el caso cuando hay que crear una noticia de portada en ausencia de información fidedigna.