Prohibidas las manifestaciones del Día del Trabajo por medidas sanitarias, Emmanuel Macron se libró de la protesta callejera en su tercer año de mandato. La ira ciudadana, que pretendía reflejar el rechazo a su gestión de la pandemia y a las medidas que ha dejado en suspenso —pero a las que no parece haber renunciado definitivamente— se tuvo que contentar con las "manifestaciones de balcón", el último enclave que el control del ciudadano ha dejado libre.
Pero incluso ahí, la libertad tiene sus límites. Franceses que blandieron en sus balcones, ventanas o terrazas el mensaje "Macronvirus, ¿hasta cuándo?" fueron llevados a comisarías de policía en distintas ciudades, acusados de "ultraje a persona depositaria de la autoridad".
En París, el Servicio de Información del Gobierno (SIG) confecciona cada día una revista de prensa con los artículos que considera "nihil obstat". No hace falta ser muy espabilado para concluir que los artículos que obtienen el "imprimatur" pertenecen a diarios que apoyan la gestión del gabinete.
El control de la información —para algunos de "la verdad"— de los gobiernos europeos es directamente proporcional a la desafección de los ciudadanos hacia sus dirigentes. Según datos publicados por el diario Le Monde, la tasa de satisfacción ciudadana con el Gobierno francés es del 38%. Muy lejos de los índices de:
- Austria (84%);
- Dinamarca (79%);
- Alemania (74%);
- incluso de Reino Unido (65%).
En España, siete de cada diez ciudadanos califican de "desastrosa" la gestión del Gobierno PSOE-Podemos, según el Instituto Nacional de Estudios Analíticos.
Golpe a la "Grandeur"
Para Emmanuel Macron, aspirante al trono europeo del liderazgo político, el COVID-19 está representando un golpe descomunal a sus pretensiones personales y a la reputación de su país. El virus ha empequeñecido la "Grandeur" francesa.
Francia, segunda potencia europea y quinta del mundo según sus propios portavoces, prepara el desconfinamiento con penuria de tapabocas, de guantes de latex y de tests. Algo sorprendente en un país que tiene el récord de gasto social y de gasto sanitario en el Viejo Continente.
Los franceses, obligados durante dos meses a salir a la calle tras rellenar una atestación que a muchos recuerda el 'Ausweis' de la ocupación nazi, se muestran desconcertados ante el autoritarismo sanitario y la incompetencia de las autoridades. Si Orwell está en la boca de todos, la Sociedad de control, de Gilles Deleuze, vuelve a desempolvarse entre los universitarios.
Capitulacion sanitaria
A favor de Emmanuel Macron juega un mandato de dos años más hasta las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2022, la ausencia de una oposición fuerte y con credibilidad, y un sistema presidencial que le permite resguardarse de las crisis, utilizando a su Primer Ministro como airbag y, en último recurso, como fusible.