Si bien el coronavirus no distingue clases sociales u ocupación, los sindicatos de América Latina coinciden en que los trabajadores son lo más afectados por la pandemia de COVID-19 que desató una crisis sanitaria y económica en todo el mundo. Esa es una de las convicciones de la Confederación Sindical de las Américas (CSA) de cara a este 1° de mayo, un día que quedará en la historia por la imposibilidad de realizar actos y marchas conmemorativas.
Freire remarcó que en todos los países son los trabajadores "los que estamos en la línea de frente" en el combate a la pandemia y destacó el esfuerzo de trabajadores de la salud, de limpieza, del transporte y del comercio de alimentos, entre otros. Empleados que según el dirigente sindical están, en varios países de América Latina, enfrentando sus tareas "con poca o ninguna protección".
Para el dirigente, el COVID-19 no es el único adversario de los trabajadores en este contexto. En ese sentido, señaló la responsabilidad de los empresarios que, lejos de garantizar la fuente de ingresos de los trabajadores durante la pandemia, van por el camino contrario.
"Hay un conjunto muy grande de empleadores que están aprovechando la pandemia para realizar despidos, imponer vacaciones obligatorias, licencias no remuneradas y disminuyendo los salarios", remarcó.
Según Freire, se trata de medidas que dificultan aún más que los trabajadores puedan permanecer en sus casas, cumpliendo las cuarentenas preventivas dispuestas en la mayoría de los países.
La actitud de los empresarios, apuntó el sindicalista, se complementa con las acciones de "varios gobiernos de América Latina que aprovechan la pandemia para aumentar el autoritarismo y la imposición de leyes antilaborales y antisindicales".
Para el titular de la CSA, la pandemia debe modificar la postura de estos gobiernos, a los que la organización regional reclama la adopción de medidas de emergencia que tengan a "la protección de la vida y la economía como prioridad absoluta".
Freire enfatizó que los gobiernos latinoamericanos no pueden responder al momento actual con la "lógica típica de la estructura neoliberal" que traían de antemano. "Hay que responder con medidas atípicas y esas medidas serían la inversión masiva en la protección de la vida, con una renta básica para que las personas puedan comprar alimentos y protegerse lo máximo posible", detalló.
También deberían llegar medidas para reforzar la protección a los trabajadores de la salud, como la declaración del COVID-19 como una enfermedad profesional para que estén cubiertos en caso de contraer la enfermedad que combaten.
Otras medidas reivindicadas por la CSA son el apoyo a pequeñas y medianas empresas con la condición de que no reduzcan sus plantillas y que mantengan la negociación colectiva. Para los grandes capitales, los sindicatos reclaman mayores impuestos, al tiempo que apuntan a "recuperar la plata que está en las guaridas fiscales".
Por último, los trabajadores sostienen que el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo deben otorgar líneas de crédito para que los países latinoamericanos enfrenten las emergencias sanitarias. Apoyos que deberían ejecutarse "sin la contrapartida de ajustes estructurales o aumento del endeudamiento interno".
"No tenemos dudas de que más que una crisis sanitaria y de salud, enfrentamos el fracaso de un modelo neoliberal. Por lo tanto en la pandemia y la postpandemia lo que estará en debate es qué modelo es necesario para esta sociedad", añadió, remarcando que "el Estado mínimo neoliberal no resuelve sino que profundiza los impactos y efectos de la pandemia".
Freire reconoció que se trata de "la primera vez que el movimiento sindical no llama a movilizaciones en calles y plazas" en todo el mundo y aconseja a los trabajadores quedarse en casa "a pesar de todos los ataques que tenemos hoy". Enseguida, aclaró: "Pero esto no significa que nos vamos a callar, no significa que no vamos a estar movilizados, vamos a estar en la primera línea, contra el coronavirus pero también en la postpandemia".