Un agujero negro situado en el centro de GSN 069, una galaxia que 250 millones de años luz separan de nosotros, ha acaparado la atención de unos investigadores británicos. Y es que sus propiedades son, cuanto menos, curiosas.
Según Andrew King, astrónomo de la inglesa Universidad de Leicester al frente de un nuevo estudio, la causa de este fenómeno tiene que ser una estrella muerta que ha resistido a la fuerza de atracción del agujero negro.
Esta, inicialmente, habría sido una estrella gigante roja que, al pasar demasiado cerca del agujero negro, perdió sus capas externas y comenzó a evolucionar hacia una estrella enana blanca, esto es, el núcleo remanente una vez que la estrella se ha sofocado. En base al modelo del experto, esta tendría una masa equivalente a una quinta parte de la masa del Sol.
Por lo que muestra la interacción entre los dos astros, el de GSN 069 es un agujero negro menor, lo que significa que una estrella puede orbitarlo a relativamente poca distancia. Un fenómeno así "es visible para nuestros telescopios actuales solo durante un corto período de tiempo (unos 2.000 años), de forma que (...) podría haber más [fenómenos similares] en otras partes del Universo que nos estamos perdiendo", comenta King en el estudio.
El comportamiento del sistema formado por esta enana blanca y el agujero negro que circunda no va a cambiar próximamente. Por tanto, con los años, la estrella irá ganando tamaño y perdiendo densidad, hasta quedarse su masa en valores similares a los de un planeta.
"Se esforzará por escaparse, pero no hay salida. El agujero negro se la irá comiendo cada vez más despacio, pero sin pausa", pronostica Andrew King.