Se trata de cuatro cachalotes y cinco ballenas jorobadas cuyos cuerpos fueron encontrados en el norte del país, algunas en la isla de Andoya.
"La ballena es un mensajero sobre la salud del mar y lo que sucede en el ecosistema", ha explicado Kathrine Ryeng, científica y veterinaria del Instituto de Investigación Marina.
La caza de ballenas en Noruega
Este país escandinavo reanudó la caza de ballenas en 1993, e insistió al principio en que se debía a razones científicas. Más tarde admitió que sus motivos eran comerciales. Así desafía la moratoria sobre la caza comercial de ballenas impuesta por la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en 1986 con el fin de proteger la menguante población de estos animales.
Cada año, Noruega anuncia una cuota autoimpuesta, que para 2020 será de casi 1.300 ejemplares. A pesar de que la demanda de carne de ballena está disminuyendo, Noruega está decidida a que la caza no solo continúe sino que se amplíe, de acuerdo al columnista de Daily Mail Lord Ashcroft.