La explosión destruyó por completo uno de los reactores nucleares, liberando una gran cantidad de sustancias radiactivas en el medioambiente.
Toda la población —más de 115.000 personas— fue evacuada de la zona de exclusión de 30 km alrededor de la central.
La nube formada por el reactor en llamas dispersó diversos materiales radiactivos, principalmente radionucleidos de yodo y cesio, sobre una gran parte de Europa. La mayor precipitación radiactiva se observó en Bielorrusia, la Federación de Rusia y Ucrania.
34 años después, la zona sigue contaminada.