Desde que su capacidad fue ampliada de 100 MW a 150 MW, esta instalación está atrayendo la atención de todo el mundo. Esta enorme batería es de Tesla y usa la misma tecnología que las baterías de los autos eléctricos de la misma firma, mientras que las celdas que la forman son de Samsung.
Pero, ¿qué es y para qué vale?
Lo que hacen las baterías de este tipo es almacenar energía de manera que se puedan usar energías limpias, como la solar y la eólica, de forma más barata y rápida. Su principal baza es su posibilidad de cargarse por menor coste cuando hay un exceso de energía, y de descargarse cuando el precio es más alto. Esto se nota en el bolsillo del consumidor.
La función que cumple esta infraestructura es la de rescatar la red, cuyos flujos de energía no siempre son estables y, por ello, pueden surgir problemas como apagones, tal y como informa el sitio web de la Reserva de Energía de Hornsdale. Es en estas situaciones de emergencia cuando las baterías se vuelven útiles.
¿Por qué un proyecto tan ambicioso?
En 2017 Tesla apostó por invertir en energía en esta zona, y para asegurar que la batería estaría disponible ya para el pico de demanda de la temporada de verano de 2017, la firma construyó en solo 60 días esta reserva de energía. Ya entonces Tesla aseguraba que la batería podría suministrar electricidad a 30.000 hogares sin descargarse durante cerca de una hora.
Pero la empresa de Elon Musk no es la única que se ha aventurado a construir megabaterías de estas características. Por ejemplo, en el Reino Unido está en proceso el proyecto Minety de 100 MW.
Igualmente, en EEUU también hay varios proyectos de almacenamiento de la misma capacidad, como son Clean Power Alliance Lancaster o AES Alamitos, y de incluso 409 MW, como el proyecto Florida Power and Light.