Así dio a conocer la organización no gubernamental Oceana en su nuevo informe Hindsight 2020: Lecciones que no podemos ignorar del desastre de BP, en el que detalla que muchos impactos del desastre aún se sienten hoy.
A través de una videoconferencia, en la que participaron Olivia Zerón, de Oceana; Miguel Rivas, de Greenpeace México, entre otros activistas ambientales, se dio a conocer que "el petróleo mató a miles de aves, tortugas marinas, delfines y peces; devastó la economía a corto y a largo plazo, detuvo el turismo obligando a los despidos; muchas pesquerías cerraron y la industria pesquera perdió aproximadamente mil millones de dólares", entre otros muchos efectos.
The BP #DeepwaterHorizon oil spill disaster was 30% larger than previously estimated, according to a new report. Read more: https://t.co/ZJBGIZkzg5 and help #ProtectOurCoast pic.twitter.com/MH1XtRehDR
— Oceana (@oceana) April 21, 2020
"La mayoría de las comunidades costeras son pueblos de pescadores, donde cangrejos, ostras y peces les permiten obtener un ingreso para ganarse la vida", señaló Clarice Friloux, excoordinadora de alcance de BP para la Nación Unida Houma, una comunidad nativa americana compuesta por unos 17.000 miembros tribales de la costa sureste de Luisiana.
El informe menciona que "el historial abismal de la industria continúa y parece que no se aprendió la lección, ya que de 2017 a 2018 hubo más de 7.000 derrames de petróleo en aguas federales, un promedio de casi dos por día. La perforación en alta mar sigue siendo muy peligrosa y pueden ocurrir accidentes durante cada fase del proceso".
En su momento, la catástrofe de Deepwater Horizon abrió los ojos de muchos estadounidenses, pero a medida que pasó el tiempo, Oceana ha luchado para garantizar que la memoria no se desvanezca, por lo que integró un movimiento a lo largo de cada costa con el apoyo de municipios, empresas y familias de pescadores.
Durante la administración de Obama, Oceana y sus aliados detuvieron las propuestas para permitir la perforación y la voladura sísmica de armas de aire comprimido en el Océano Atlántico, frente a la costa sureste; Belice prohibió la perforación en altamar, para proteger la segunda barrera de arrecifes más grande del mundo.
El informe destaca que a pesar del progreso alcanzado en la administración anterior, el presidente Donald Trump propuso abrir casi todas las aguas de Estados Unidos a la perforación en altamar, al tiempo que desmanteló las protecciones implementadas como respuesta al desastre, afectando directamente las economías costeras y la salud de los océanos.
Internacionalmente, señala Oceana, los desafíos también permanecen. La oficina de la ONG en Brasil ha apoyado la recuperación de su país de un derrame de petróleo en el verano de 2019 y ayudó con los esfuerzos de limpieza a lo largo de la costa y asesoró a ciudadanos y formuladores de políticas sobre los peligrosos efectos de los derrames de petróleo.
También trabaja para prevenir futuras perforaciones en altamar en la región de Abrolhos, un área rica en abundante vida marina, importantes ecosistemas de manglares y especies en peligro de extinción.
Oceana asegura que se mantendrá firme en su campaña para proteger los océanos de la perforación en alta mar y para que las comunidades costeras prosperen, porque está visto que si no aprendemos todos del desastre de Deepwater Horizon, estaremos en riesgo de repetirlo.