La lista la abre Noruega (con un índice de 7,84), seguida por otros cuatro países que se consideran más abiertos a la prensa:
- Finlandia (7,93)
- Dinamarca (8,13)
- Suecia (9,25)
- los Países Bajos (9,96).
El Reino Unido (22,93) bajó dos puestos respecto al año pasado, hasta el número 35, entre otros motivos, por la situación de Assange, incluida la "sentencia desproporcionada de 50 semanas de prisión" dictada en Londres.
El caso de Assange también se menciona por los autores del informe en referencia a la situación en Estados Unidos (línea 45), donde, en general, durante el año tuvieron lugar "arrestos, ataques, difamación y hostigamiento de periodistas".
Ucrania ocupa el puesto 96 en la lista, con 32,52 puntos, y los autores del documento denuncian el "clima tóxico generado por la guerra informativa con Rusia", la restricción del acceso de los periodistas a la información, las amenazas que reciben y el alarmante proyecto de ley sobre la libertad de prensa.
La Unión Nacional de Periodistas ucraniana, en particular, informó de 75 ataques contra empleados de medios en 2019.
Tampoco se hace referencia al hecho de que en Ucrania no fueron castigados todos los responsables de los asesinatos de los periodistas Oles Buzina, en 2015, y de Pável Sheremet, en 2016.
No se habla de Ígor Guzhva, editor del medio Strana.ua, detenido el 22 de junio de 2017 por presunta extorsión, ni de Vasili Muravitski, detenido el 1 de agosto de ese mismo año y acusado de alta traición y otros crímenes.
Uno de los casos más sonados, pero ignorados por RSF, es el del periodista Kiril Vishinski, que pasó más de 450 días en prisión por publicar notas sobre el referéndum de autodeterminación de Crimea; el Gobierno del entonces presidente Petró Poroshenko lo acusaba de alta traición y de apoyo a las milicias de Donbás.
Finalmente Vishinski fue puesto en libertad el pasado 28 de agosto.
Los autores tampoco mencionaron que en Ucrania están prohibidas las transmisiones de las principales cadenas de televisión de Rusia.
Rusia, como hace un año, ocupa el puesto 149 en la clasificación (48,92), ya que se la acusa de un supuesto "control" de los medios y la declaración de algunos medios como agentes extranjeros.
China está en la línea 177 (78,48), pues, según los autores del informe, "el presidente chino Xi Jinping impuso con éxito un modelo de sociedad basado en el control de la información y la supervisión de los ciudadanos".
Además de China y Corea del Norte, en los últimos puestos aparecen Yibuti (76,73), Eritrea (83,50) y Turkmenistán (85,44).
El informe de RSF se publica anualmente desde 2002 e incluye a 180 países.
La libertad de prensa se mide partiendo de las respuestas de expertos de todo el mundo a las preguntas de un cuestionario, así como del número de actos de violencia contra periodistas ocurrido durante el período que se examina.