Menos de 50 de los 650 diputados británicos participaron en la sesión "excepcional y sin precedentes" que aprobó, sin necesidad de voto, el modelo híbrido diseñado para la Cámara de los Comunes, según palabras de su presidente sir Lindsay Hoyle. Los políticos cumplieron así las directrices del propio speaker sobre el número máximo de escaños que se ocuparán en casa sesión parlamentaria hasta que se levanten las normas de distancia social y confinamiento.
El COVID-19, que se ha cobrado más de 15.000 vidas en Reino Unido, llevó al cierre del Parlamento nacional el 25 de marzo, dos jornadas después de la imposición de restricciones de movimiento a la ciudadanía. El primer ministro cayó enfermo al día siguiente y sigue recuperándose en su residencia campestre, sin dar indicaciones de cuándo retomará la vida laboral en Downing Street.
Ecos de la peste negra
Nada es igual en la reapertura de Westminster. "Mañana [22 de abri] reanudaremos las sesiones virtualmente. Puede que no seamos perfectos, pero no dejemos que la perfección sea el enemigo de lo bueno", explicó el portavoz del Gobierno en la Cámara Baja, Jacob Rees-Mogg.
La inevitabilidad de errores humanos y fallos técnicos es un sentimiento que une a todos los protagonistas en la inmersión en la revolución tecnológica del siglo XXI del Parlamento del Reino Unido.
"En estos tiempos extraordinarios debemos adaptarnos a las nuevas formas de trabajo; la ventaja es que así todos aprendemos nuevas habilidades", escribió a sus colegas el portavoz de los lores, Norman Fowler.
Los miembros de la Cámara Alta tienen una edad media de 70 años; en los Comunes baja a los 50.
El experimento virtual parte con sistemas distintos en ambas Cámaras y el objetivo compartido de ampliar miras gradualmente. En los Comunes, 120 diputados podrán participar en los debates mediante la aplicación de videoconferencia ZOOM.
Otros 50 serán admitidos dentro la Cámara, que presidirá el speaker con ayuda de un secretario y de grandes monitores para seguir las intervenciones. "Estamos de acuerdo con el procedimiento híbrido; se trata por igual a cada diputado y se garantiza paridad a todos los partidos", confirmó Valerie Vaz, portavoz laborista en la Cámara.
Duelo sin Johnson
La fórmula híbrida se inicia con la sesión de control al primer ministro. Johnson se perderá la tanda semanal de preguntas, que lidiará su delegado al frente del Gobierno, el canciller Dominic Raab. Se medirá con el líder de la oposición, sir Keir Starmer, en su anticipada primera intervención parlamentaria desde que sustituyó al exdirigente laborista Jeremy Corbyn, el 4 de abril. Ambos altos representantes del Gobierno y la oposición estarán al parecer físicamente presentes en su primer duelo en los Comunes.
Pendiente del voto electrónico
En esta primera fase, el control democrático se restringe a asuntos no controvertidos por una razón práctica. Aun no se ha aprobado el mecanismo de votación híbrido, con unos miembros en la Cámara y la mayoría alejados de Westminster. "Asegurar el voto electrónico es importante y necesitamos ser cuidadosos", alertó Vaz.
Al Gobierno le urge adoptar el formato virtual completo. Ha descartado introducir de momento procedimientos polémicos, dejando en suspense promesas electorales del manifiesto conservador del pasado diciembre. Varios proyectos de ley desde inmigración a pesca o agricultura, entre otros— deberían ser aprobados antes de que concluya la fase de transición del Brexit, en diciembre de 2020.
En cambio, el gasto de desarrollo del sistema híbrido de los Comunes se estima en 148.793 libras esterlinas (cerca de 170.000 euros) más 369.267 libras al mes en mantenimiento. Funcionarios advierten que "es difícil estimar el coste final" cuando no se sabe cuánto tiempo se mantendrá el confinamiento por el coronavirus. El suspense continúa en Westminster.