El cierre de bancos, la reducción de las horas de trabajo, las trabas a la movilidad y los temores de contagio en las granjas han suscitado serias preocupaciones: que no haya suficientes trabajadores para recoger los granos de café este año.
La presión es especialmente notable en Colombia, Brasil y Perú, que representan casi dos tercios de la producción mundial de granos de arábica —la especie más demandada—, revela Bloomberg.
En plena pandemia, los recolectores están abandonando las plantaciones porque tienen miedo de contagiarse. Su miedo está justificado, ya que duermen en viviendas superpobladas, lo que aumenta el riesgo de infección, destaca la publicación.
Además, la cosecha de café es un trabajo manual pesado y mal pagado en condiciones climáticas difíciles, lo que significa que es poco atractivo incluso para los desempleados.
El país más afectado por la falta de mano de obra es Colombia (el segundo productor más grande del mundo), ya que la recolección manual de granos de café es más común allí, a diferencia de Brasil, donde está mecanizada.
"El cultivo del café se enfrenta a graves problemas. Es por eso que estamos pidiendo al Gobierno ayuda agrícola para poder sobrevivir de alguna manera", señaló Jimmy Larico, el director general de la cooperativa peruana Cecovasa.
Mientras tanto, el precio del café sigue subiendo. Los futuros del café arábica en la bolsa de Nueva York para entrega en mayo han ganado un 15% en el último mes y cotizan alrededor de 1,20 dólares por libra. Es probable que la tendencia continúe frente al déficit inminente.