El equipo encabezado por Boris Pastorino analizó el riesgo que representa el virus para los trabajadores de los laboratorios que se ven obligados a mantener contacto frecuente con el SARS-CoV-2 en plena pandemia.
Sin embargo, el mejor método para hacer lo mismo con el SARS-CoV-2 todavía no ha sido establecido. Por ello, los investigadores franceses decidieron realizar su estudio, en cuyo transcurso infectaron varias células del riñón de un mono verde con el coronavirus. Posteriormente, los científicos recrearon dos condiciones: un ambiente limpio similar al de un laboratorio y otro sucio más próximo al de la vida real, y realizaron 10 experimentos para matar al virus.
Durante los experimentos sometieron al virus a varias temperaturas y reacciones químicas. Los resultados de los ensayos durante los cuales el patógeno se expuso al calor demostraron que el virus se desactiva por completo tras haber sido calentado durante 15 minutos a 92°C. Mientras tanto, calentar las cepas durante una hora a 60°C y durante media hora a 56°C no consiguió matarlo en las células que tenían la carga viral más alta.
"Los resultados presentados en este estudio deberían ayudar a elegir el protocolo de inactivación más adecuado para evitar la exposición del personal de laboratorio encargado de detectar el SARS-CoV-2 con fines del diagnóstico", escribieron los investigadores en su estudio, publicado en el portal bioRxiv.