Es posible que el SARS-CoV-2 originado en Wuhan no se hubiese creado para ser usado como arma biológica, sino como parte de los esfuerzos de China por demostrar a todos que su capacidad para identificar y combatir los virus era igual o mayor que la de EEUU, comunicaron varias fuentes citadas por la cadena.
A su vez, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Zhao Lijian, desmintió la versión sobre el origen del coronavirus, aseverando que el medio estadounidense no presentó ninguna prueba científica.
"En cuanto a la llamada fuga del virus y otras suposiciones, están exentas de todo fundamento científico", declaró el funcionario durante una conferencia de prensa.
La nueva versión difundida por la cadena se utilizará para acusar a China de que fue responsable de crear el virus y para hacer que pague por su expansión, considera el director general del Instituto de Problemas Regionales de Rusia y doctor en ciencias políticas Dmitri Zhuravliov. En Washington buscan hacer todo lo posible para que el país asiático "deje de desempeñar un papel crucial" en el mundo.
"Esto es importante para EEUU porque el principal método que utiliza para preservar su liderazgo es correr más rápido que otros y no dejar que los demás Estados que aspiran a liderar el mundo lo adelanten. Y las acusaciones de crear el coronavirus son una forma de frenar a China, que está emergiendo de la pandemia más rápido que otros países y es probable que esté mejor posicionado [después de la pandemia]", recalcó el experto en una conversación con Sputnik.
Las autoridades estadounidenses en repetidas ocasiones han acusado a China de ocultar información sobre la expansión del coronavirus.
"Incluso hoy, les veo reteniendo información y creo que debemos hacer más para continuar presionándoles con el objetivo de que la compartan", declaró el 15 de abril el secretario de Defensa de EEUU, Mark Esper, refiriéndose a China.
Estos ataques médiaticos contra el país asiático se realizan a pesar de que desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejaron abstenerse de lanzar discursos que vinculen a China o a la ciudad de Wuhan con el SARS-CoV-2 para evitar la discriminación y la estigmatización de este país. A su vez, el Ministerio de Asuntos Exteriores de China aseguró que la conducta de su país fue transparente y responsable desde el principio de la pandemia.
Desde que se produjo el brote de coronavirus en Wuhan a finales de diciembre de 2019, en medios y redes sociales empezaron a circular versiones sobre su supuesta fuga de algún laboratorio del Instituto de Virología. Por ello el ente publicó en enero una carta en la que calificó estas alegaciones de rumores falsos y afirmó que sus trabajadores "hicieron un colosal aporte a la clasificación del nuevo virus y a la lucha contra la epidemia y tienen la conciencia tranquila".
A mediados de febrero un grupo de profesionales médicos de nueve países publicó una declaración que condenaba la versión acerca de que el origen de la nueva cepa de coronavirus detectada en China era artificial.
"Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas de que el origen de la COVID-19 no es natural", dice el comunicado publicado en la revista médica Lancet.