Pero todo cambió con la llegada del nuevo coronavirus, causante de la enfermedad COVID-19.
Las escuelas de samba de la ciudad decidieron ponerse manos a la obra ante la alarma sanitaria: desempolvaron las máquinas de coser y cambiaron los tejidos brillantes de los disfraces por la confección de mascarillas en cantidades industriales; la escuela de samba Unidos do Viradouro, la campeona del Carnaval de este año, fue la primera en abrazar la idea.
Para confeccionarlas, siguieron las recomendaciones de especialistas y buscaron los tejidos más adecuados entre las sobras de lo que se utilizó en el Carnaval de este año, pero ante la alta demanda, la escuela ya está comprando tejido nuevo de fábrica.
Para empezar, la escuela de samba pensó en dar las primeras máscaras de protección a sus integrantes más mayores: la "Velha Guarda", el grupo de los compositores y a las "bahianas", las señoras que en los desfiles representan la ancestralidad africana y a las mujeres que, según la tradición, trajeron el samba desde el estado de Bahía (noreste) a Río de Janeiro, en una segunda fase se alcanzará a todos los miembros de la comunidad.
De momento, ella y sus costureras ya han entregado 1.000 máscaras para las personas de grupos de riesgo, y ahora se están confeccionando otras 3.000 para alcanzar al máximo de personas de Barreto, el barrio humilde de Niteroi (a las afueras de Río de Janeiro) donde se ubica la escuela: "No tenemos fecha para acabar", dice Paz.
La idea de Viradouro fue replicada por otras agrupaciones del Carnaval y finalmente asumida por la Liga Independiente de las Escuelas de Samba (Liesa), que ahora coordina un trabajo que incluye también la fabricación de material de protección para el personal sanitario, como delantales de plástico de un solo uso.
Río de Janeiro es, después de Sao Paulo (sureste), el estado brasileño más afectado por el COVID-19, con más de 2.800 casos confirmados y 170 personas fallecidas; y la falta de material de protección es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las autoridades sanitarias.
Paz cree que la energía del Carnaval, y en especial de Viradouro, que pasó años con malas clasificaciones hasta que ganó triunfalmente este año, debe servir de ejemplo para superar las dificultades actuales.
"Acabamos de salir de una fiesta, de celebrar un campeonato histórico; se consiguió que una escuela que estaba derrotada creyese en sí misma, eso tiene que continuar, tiene que ser nuestro sentimiento ahora; el momento es de esperanza, de que todo esto pase", confió.