Los científicos analizaron los primeros 160 genomas completos de virus que se secuenciaron a partir de pacientes humanos y crearon un mapa de la propagación original del nuevo coronavirus a través de sus mutaciones.
Añadió que esta técnica es conocida en la cartografía de los movimientos de las poblaciones humanas prehistóricas a través del ADN y es la primera vez que la usaron para rastrear las rutas de infección de un coronavirus.
El equipo utilizó datos de genomas de virus muestreados en todo el mundo entre el 24 de diciembre de 2019 y el 4 de marzo de 2020. La investigación reveló tres variantes distintas de SARS-CoV-2, consistentes en grupos de linajes estrechamente relacionados, que denominan como A, B y C.
Se vieron versiones mutadas de este tipo en estadounidenses que vivían en Wuhan, y además, se encontró un gran número de virus de tipo A en pacientes de EEUU y Australia.
El tipo B era el principal tipo de virus en Wuhan, además era prevalente en pacientes de todo el este de Asia. Sin embargo, la variante no viajó mucho más allá de la región sin más mutaciones, lo que implica un "evento fundador" en Wuhan, o resistencia contra este tipo fuera de Asia Oriental, opinan los investigadores.
"El virus de tipo B de Wuhan podría estar adaptado inmunológica o ambientalmente a una gran parte de la población de Asia Oriental. Es posible que tenga que mutar para superar la resistencia fuera de Asia Oriental. Parece que en esta fase inicial vemos una tasa de mutación más lenta que en otros lugares", señaló Forster.
La variante A, más estrechamente relacionada con el virus que se encuentra tanto en murciélagos como en pangolines, es descrita por los investigadores como "la raíz del brote". El tipo B se deriva del A, a través de dos mutaciones. A su vez el tipo C es un hijo del B.
"La red viral que hemos detallado es una instantánea de las primeras etapas de una epidemia, antes de que los caminos evolutivos del COVID-19 se vean oscurecidos por un gran número de mutaciones. Es como atrapar una incipiente supernova en acción", indicó Forster.
Los investigadores aseguran que sus técnicas de redes genéticas trazaron con precisión las rutas de infección establecidas: las mutaciones y los linajes virales unieron los puntos entre los casos conocidos.
Desde que se realizó el estudio en marzo, el equipo de investigación ha ampliado su análisis a 1.001 genomas virales. Forster asegura que el último trabajo sugiere que la primera infección y propagación entre humanos del COVID-19 ocurrió entre mediados de septiembre y principios de diciembre.
Los hallazgos se publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). El software utilizado en el estudio, así como las clasificaciones de más de 1.000 genomas de coronavirus y su recuento, está disponible gratuitamente en http://www.fluxus-technology.com.