En una entrevista con Sputnik, los científicos y expertos en política de salud estadounidenses explicaron cómo una parte sustancial de la población de EEUU se ha encontrado en una situación tan desesperada.
¿Por qué el sistema híbrido de seguros de salud obstaculiza la lucha contra el COVID-19?
La pandemia del COVID-19 ha afectado rápidamente a EEUU, convirtiéndolo en el país del mundo con más casos confirmados de coronavirus —más de 400.000 infectados— y el tercer Estado en cuanto al número de muertes relacionadas con el coronavirus.
EEUU es el único país de las 33 naciones industrializadas avanzadas que no ofrece una cobertura médica universal a todos sus ciudadanos, independientemente de su capacidad para pagar. Los expertos estadounidenses en política sanitaria han explicado cómo afecta el sistema de seguro de salud de EEUU su capacidad para hacer frente a la pandemia de coronavirus.
¿Cómo funciona el sistema de seguros de salud en EEUU?
Los estadounidenses pueden acceder a la atención médica a través de un híbrido de programas de seguro federales, estatales o de financiación privada. Sin embargo, este mosaico tiene una brecha de 27 millones de personas sin seguro, abandonadas a su suerte en plena crisis de COVID-19. El aumento del desempleo, causado por las perturbaciones económicas relacionadas con el coronavirus tampoco lo hace más fácil, ya que muchos pierden tanto su trabajo, como sus planes de seguro médico.
"Estas son las cifras nacionales que reflejan la implementación de la ACA, que se firmó en 2010 y entró en plena vigencia en 2014", explicó Anthony Wright, director ejecutivo del grupo de defensa Health Access California.
De acuerdo con Wright, el creciente número de personas no aseguradas pudo haberse originado en una serie de medidas adoptadas por la Administración Trump, en particular:
- la reducción del período de inscripción abierta para los mercados administrados a nivel federal;
- la ampliación de la disponibilidad de los denominados planes basura, que no cumplen con las reglas de la ACA;
- ahora es más difícil para las personas permanecer en el Medicaid a través de los requisitos de trabajo, agregó el experto.
Mientras tanto, el estudio de Kaiser Foundation demostró cuáles son los grupos de ciudadanos estadounidenses que no tienen ningún plan de seguro médico. En particular, el 45% de los adultos sin seguro admite que la cobertura médica es demasiado costosa, mientras que muchos no tienen acceso a ella a través del trabajo.
"Sin acciones adicionales, las personas sin seguro se mostrarán renuentes a pasar por las pruebas y el tratamiento que necesitan, por temor a consecuencias financieras", subrayó Wright, quien agregó que "esto no solo afecta a estos pacientes y sus familias, sino también a la capacidad de nuestra salud pública para sacarnos de esta crisis".
Los estadounidenses sin seguro apenas pueden permitirse el tratamiento del COVID-19
Los problemas crónicos en la organización del sistema de salud en EEUU lo dejan particularmente mal preparado ante una pandemia como la del COVID-19, afirma el profesor Timothy Jost, de la escuela de derecho de la Universidad Washington&Lee.
Actualmente, los estadounidenses de edad avanzada —de 65 años o más— y algunas personas más jóvenes con discapacidad están asegurados a través del programa nacional Medicare, mientras que las personas pobres tienen acceso a los seguros del programa federal y estatal Medicaid.
El problema es que, mientras que 27 millones de personas no tienen seguro médico, millones más pierden tanto su empleo como su cobertura de salud, subrayó Jost.
Pese a que las pruebas de coronavirus ahora son gratuitas para todos los ciudadanos gracias a una ley recientemente aprobada por el Congreso de EEUU, ningún plan de seguro comprende las sumas casi astronómicas a las que se puede enfrentar una persona infectada por COVID-19 durante el tratamiento. De acuerdo con un análisis realizado por la organización independiente sin fines de lucro FAIR Health, en este caso, un estadounidense sin seguro tendría que pagar alrededor de 73.300 dólares por 6 días en el hospital.
"Los hospitales suelen proporcionar pruebas y tratamiento a las personas sin seguro, pero luego, pueden cobrar por los servicios que brindaron, lo que lleva a los pacientes a la bancarrota", explicó el científico.
El precio inflado de la atención médica también duele
Incluso las personas aseguradas no se sienten lo suficientemente seguras, ya que los altos costos de los artículos no cubiertos por el seguro siguen siendo altos. Según Gallup, en 2019, el número récord de 25% de los estadounidenses tuvo que posponer el tratamiento de una enfermedad grave y, un 8%, el de una condición médica más leve, debido a su costo.
El analista agregó que "muchos estadounidenses con alto porcentaje de costos compartidos evitan pasar por el tratamiento hasta en tiempos normales, y en una crisis económica como la actual, esto se vuelve aún más problemático".
El tratamiento del COVID-19 tendrá un precio bastante alto incluso para los estadounidenses que tienen seguros, de acuerdo con el estudio de FAIR Health, puesto que los gastos de bolsillo de los clientes de los proveedores de la red pueden ascender a entre 21.936 y 38.755 dólares, en función del porcentaje de costos compartidos de su programa de salud. No obstante, en caso de que su compañía de seguros considere que el tratamiento no forma parte de su red, los costos pueden alcanzar hasta los 74.000 dólares. Y no es que el tratamiento del COVID-19 sea algo exclusivo: el hecho es que la atención médica es bastante costosa en EEUU.
En general, los estadounidenses pagaron 3.600 millones, o 11.172 por persona, por atención médica en 2018, según datos de los Centros para los Servicios de Medicare y Medicaid (CMS, por sus siglas en inglés), algo que es más del doble del promedio per cápita en otros países desarrollados. Estas cifras crecerán un 5,4% al año y alcanzarán 6.200 millones para 2028.
El CMS informó también de que la mayor parte del gasto total en atención médica es financiado por el Gobierno federal (28,3%) y los hogares (28,4%), mientras que las empresas privadas, los gobiernos estatales y otros ingresos privados constituyen el 19,9%, el 16,5% y el 6,9%, respectivamente.
Ahora que EEUU se enfrenta a una crisis pandémica sin precedentes, es tiempo de "reconocer que la atención médica no es un producto, sino un sistema que necesita inversiones", subrayó el experto.
"Nuestro sistema de salud es más fuerte cuando todos están incluidos, y esto es aún más cierto durante una pandemia", concluyó.