Con la pandemia del nuevo coronavirus instalada ya por todo el mundo, las direcciones políticas de los distintos países cifran también sus esperanzas en la llegada del calor como un factor clave en la lucha contra la COVID-19. Así lo aseguró Donald Trump, quien dijo que se acabaría con la enfermedad en abril. Pero ya estamos en abril y EEUU es líder mundial en contagios, y España ha superado a China tanto en el número de infectados como de fallecimientos.
"¿Que si la pandemia se atenuará con las subida de las temperaturas? Ojalá, pero no se sabe nada, obviamente", puntualiza a Sputnik la viróloga Margarita del Val, del Centro de Biología Molecular.
"Las altas temperaturas son excelentes porque los coronavirus son muy sensibles al calor: cada día que pasan a +37ºC pierden 10 veces su infectividad. En tres días calentitos reducirían mil veces su capacidad de infección", explica Luis Enjuanes, virólogo del Centro Nacional de Biotecnología adscrito al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El buen tiempo no basta
Desde el punto de vista de la meteorología, no cabe esperar en España una abrupta subida de las temperaturas en abril y mayo, sino gradual. No se alcanzarán los +35 ºC o más hasta el filo de junio con julio. Además la bonanza favorece el contacto social al aire libre, por lo que la finalización del periodo de confinamiento podría poner a la población de nuevo en situación de riesgo. Por ejemplo, en mayo. Tal es la opinión de Jorge Olcina, responsable del laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante y presidente de la Asociación Española de Geógrafos:
"Si para mayo no se ha conseguido un control drástico de los contagios, la mayor estabilidad del tiempo atmosférico puede resultar incluso perjudicial".
Es decir, ante la ausencia de una vacuna y una medicación eficaz, el efecto puede ser el contrario al buscado, pues si el virus pierde su capacidad infectiva a +37 ºC, con diez grados menos todavía tiene cierto peligro. No obstante, Luis Enjuanes explica que "la radiación ultravioleta inactiva a los virus", por lo que un paseo con temperaturas agradables tendría también su parte positiva.
La mutación del virus, no tan peligrosa
La opinión pública, naturalmente lega en virología, suele aterrarse ante la posibilidad de que el virus SARS-CoV-2 mute. Pero es su proceso natural, los virus viven mutando. Y aunque todos los que han sido secuenciados se diferencian del "original" de Wuhan entre 0 y 20 mutaciones, esto no significa que ahora sean más letales. Es más, tras mutar, lo más probable es que se vuelva menos peligroso. ¿Por qué? Para asegurarse su evolución: si el nuevo virus mata a su huésped demasiado rápido, no podrá reproducirse e infectar al siguiente.
You can read a new #SARS_COV_2 position paper from Luis Enjuanes, Isabel Sola & Sonia Zuñiga at the @FEMSmicro website, Full text https://t.co/MknyNPW5o0 pic.twitter.com/q5rpUpfTGD
— Centro Nacional de Biotecnología (CSIC) (@CNB_CSIC) March 27, 2020