Los medios insisten en la cantidad de contagiados en el mundo y los lectores rastrean en las páginas especializadas para saber cuál nación va delante, como si se tratara de unos Juegos Olímpicos y contaran las medallas de cada metal: total de contagiados, nuevos casos, muertos. Solo algunos priorizan a los recuperados.
Todos, o cuasi todos, nos creemos expertos en el tema coronavirus. Incluso, nos aventuramos a decir que aparecerá una vacuna que lo controlará o que acabará con él, pero nadie sabe con certeza cuándo. Otros creemos que a partir de ahora será necesario replantearse cosas y priorizar la salud por sobre las guerras y las ambiciones de Estados o personas. Aunque suene quimérico.
Una vacuna...
Con el tema de las vacunas también pululan los fakes, sobre todo en las redes sociales, donde cualquier cosa se multiplica apenas en instantes. Pero lo cierto es que varios países buscan a la desesperada un fármaco que termine de una vez con el coronavirus.
Cuando esté lista, sobrevendrán otras preguntas, entre ellas qué naciones tendrán acceso a la misma, o cuál será su valor en el mercado. Incluso, cabe preguntarse si una vacuna producida en Massachusetts estará al alcance de los iraníes, venezolanos, rusos y cubanos.
Tal vez los habitantes de esos países, sometidos a sanciones por Washington, tengan que esperar por China o cualquier otra nación europea. Nadie sabe.
La recuperación economica
Las pérdidas provocadas por el coronavirus tal vez jamás se puedan cuantificar con mediana exactitud, pero incidirán por años en muchas naciones, cuyas economías quedarán resentidas y les costará volver a levantar cabeza.
Aunque el reconocido economista serbio Vladimir Vuckovic advierta que las pérdidas económicas causadas por la pandemia de coronavirus se podrán contabilizar no antes de fin de año, cualquiera puede advertir que serán colosales, y pronosticar un proceso lento de recuperación, mucho más lento en aquellas naciones con escasos recursos.
Tampoco nadie puede asegurar cuándo volverán a llenarse los hoteles de Punta Cana, Acapulco, París, Roma, Varadero o San Petersburgo, para darle empleo a los millones de personas que viven de eso y que han sufrido un golpe devastador con el cierre de fronteras y el fin de los viajes de ocio.
Las relaciones entre los estados
Los presidentes de Rusia y Estados Unidos, Vladímir Putin y Donald Trump, sostuvieron una conversación telefónica. Poco después Moscú anunció la salida de un vuelo con destino al país norteamericano con material e instrumental para combatir el coronavirus.
Sin embargo, en plena pandemia, Washington insiste en el tema Venezuela, el reconocimiento a Juan Guaidó, las acusaciones contra Nicolás Maduro, en un gobierno de transición, en elecciones anticipadas. Incluso, persiste en las sanciones a Irán, y a Cuba.
La ONU llama a la armonía entre los países, pero todo queda en eso, porque al final a cada uno, sobre todo a las potencias, les interesa más resolver sus problemas que pensar en el resto de la humanidad. Y como ejemplo se puede poner aquella frase de Trump, que ya no sé si es fake o no, en la que propone a un fabricante de vacunas crear una solo para los estadounidenses.
Así va el mundo ahora. Pero habrá que ver cómo será el día después, cuando el coronavirus solo sea un mal y triste recuerdo del pasado.