Bolsonaro ya había tergiversado las palabras de Adhanom en una conversación informal con periodistas, pero lo volvió a hacer por la noche en un pronunciamiento oficial difundido en televisión: "El señor Tedros Adhanom dijo saber que muchas personas tienen que trabajar todos los días para ganarse el pan a diario, y que los gobiernos tienen que tener en cuenta a esa población", dijo.
"Si cerramos o limitamos los movimientos, ¿qué pasará con esas personas que tienen que trabajar todos los días?", añadió Bolsonaro citando al dirigente de la OMS, pero omitiendo la parte en que pidió que los gobiernos se encarguen de ayudar a la población más vulnerable para que no se vean obligados a trabajar y puedan quedarse en casa para no contagiarse.
El presidente volvió a igualar la gravedad de las muertes provocadas por el nuevo coronavirus con la crisis que generará en la economía, diciendo que hay que preocuparse "tanto por la pandemia como por el desempleo, la violencia y el hambre".
Bolsonaro rebajó el tono en comparación con el otro pronunciamiento oficial que realizó la semana pasada cuando calificó la pandemia como un "resfriadito" o "gripecita"; en esta ocasión aseguró que este es el "mayor desafío de esta generación" y que su preocupación siempre fue salvar vidas.
Al finalizar su breve discurso repasó algunas medidas adoptadas recientemente, como la ayuda de 600 reales (115 dólares) mensuales durante dos meses para trabajadores informales, la anulación de la deuda que tenían con el Gobierno central los estados y municipios y el veto por 60 días al aumento en los precios de los medicamentos.
Bolsonaro se mostró en los últimos días totalmente contrario a las restricciones y cuarentenas impuestas por los gobernadores y alcaldes para contener la expansión del SARS-CoV-2.
Esta postura genera tensiones incluso dentro del propio Gobierno, sobre todo con el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, que sí es partidario del aislamiento social.
Según el balance por el ministerio, Brasil ya acumula 201 muertes y 5.717 casos confirmados de COVID-19, con una letalidad del 3,5%.