Cuba no sólo ha ofrecido su espacio territorial para recibir pacientes que sufren a causa del coronavirus, como es el caso del crucero Braemar, que la tarde del 18 de marzo desembarcó en un puerto de la isla con alrededor de mil personas a bordo, cinco de ellas portadoras de coronavirus.
El país se ofreció, después de que otros se negaran, a ser el punto de conexión para que los ciudadanos pudieran dirigirse a Gran Bretaña. Los subió a cuatro aviones que los dirigieron de regreso al continente europeo y apoyó a los pacientes, además de a 40 posibles portadores de la enfermedad.
Italia, España, China y Venezuela han recibido misiones especiales de médicos cubanos que ofrecen sus conocimientos especializados para dar batalla al avance del coronavirus. Perú ha sido notificado de la apertura del país y los ciudadanos de otras naciones han pedido su ayuda, como es el caso de los habitantes de Ecuador y Bolivia.
A Italia, la nación que ha sobrepasado el número de muertos que registra China, viajaron este fin de semana más de 50 médicos que colaborarán en la atención hospitalaria, sobre todo en la región de Lombardía, donde hay más enfermos en todo el país. Ahí se unirán a un equipo de médicos provenientes de China, notificó Giulio Gallera, consejero de Sanidad regional.
Mientras, en España, al menos 200 médicos cubanos que realizan un proceso de nivelación en la nación ofrecieron a través de la plataforma Change.org su soporte para el país, en el que el número de pacientes ha aumentado exponencialmente.
Brasil, que cerró las puertas a los cubanos después de la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia, volvió a permitir el arribo de los médicos de esta nación y abrió una convocatoria para cinco mil 811 contrataciones de profesionales en la materia, en la que podrán participar los nacidos en Cuba y no sólo en la crisis, ya que permanecerán en la nación a futuro, dio a conocer El País en su versión latinoamericana.
Cuba ya tiene misiones de médicos en al menos 60 países y el programa lleva más de 50 años funcionando, su colaboración permite el crecimiento profesional e individual de los médicos y da apertura a generar mejoras e intercambio de conocimientos adquiridos en estas naciones.
Algunos de los viajes de los médicos vienen acompañados de un elemento relevante, medicamentos que hasta ahora han demostrado efectividad en gran parte de los casos: el interferón.
El aporte de la isla antillana comenzó a formularse hace casi 40 años y, de manera paradójica, en cooperación con médicos de Texas, que propusieron al gobierno cubano adentrarse en la producción del interferón.
📝 𝗕𝗟𝗢𝗚𝗦 por Sergio Rodríguez Gelfenstein
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) March 19, 2020
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El interferón, explica Luis Herrera, uno de los responsables del desarrollo actual de esa sustancia en la industria biotecnológica cubana, es una proteína de pequeño peso molecular que no destruye, pero sí interfiere con la multiplicación de un virus en la célula.
Es diferente a un anticuerpo, que se une al virus que ha penetrado a la célula y lo destruye, pero la forma de actuación del interferón pasa por desencadenar reacciones que interfieren con la multiplicación del virus, acción que le dio su nombre.
El científico explica que el COVID-19 es patológico. Hasta donde se ha podido averiguar, proviene de algún animal en China y es diferente a muchos otros virus que también se originan en el reino animal y pasan al hombre, pero sin hacerle mayores daños.
El proceso del paso de un virus a los humanos es conocido y se ha enfrentado en otras ocasiones, pues se da de manera estacional.
Insiste en que la aplicación del interferón para evitar la reproducción del coronavirus no significa que se trate de una vacuna y también en que el combate al patógeno depende de que los sistemas de salud nacionales respondan con efectividad.
Necesitan alto grado de organización y si no se toman medidas como actuar a tiempo y evitar el contacto, y si no se aplican tratamientos oportunos para personas con problemas inmunológicos o respiratorios, el contagio crece.
El interferón que a la fecha se aplica es producido en China, aunque en Cuba fue el origen de toda una estructura que llevó al actual desarrollo de la industria biotecnológica del país.
Pero para combatir por completo la enfermedad se requiere de la existencia de la vacuna. El Imperial College of London calcula que, hasta su creación y aprobación, en entre 12 y 18 meses, será imposible detener por completo esta enfermedad.
Cuba es uno más de los países que participa en las investigaciones internacionales, atendidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para concretar esta vacuna lo más rápido posible y así contrarrestar la enfermedad, que hasta el momento ha provocado más de 367 mil contagios y 16 mil muertes en todo el mundo.