"Lo que pasó e Chile [en referencia a la las manifestaciones] puede ser una minucia comparado con lo que puede pasar en Brasil; todos pagaremos un precio que tardaremos años en pagar, si no es que Brasil incluso sale de la normalidad democrática que ustedes tanto defienden [en referencia a la prensa]", dijo Bolsonaro ante un grupo de periodistas la mañana del 25 de marzo, según recoge el diario O Globo.
Bolsonaro dijo que "nadie sabe" lo que puede pasar en Brasil, y que lo hay que hacer es poner al pueblo a trabajar, preservar a los ancianos y a los que tienen problemas de salud, "nada más que eso".
El presidente añadió que este 25 de marzo conversará con el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, y decidirán una directriz definitiva, aunque remarcó que él defiende el "aislamiento vertical", solo para la población vulnerable, y que el resto retome la normalidad.
Bolsonaro volvió a criticar duramente ese tipo de medidas, diciendo que lo que están haciendo algunos gobernadores y alcaldes es "un crimen" porque están "acabando con Brasil" y destruyendo empleos.
"Si nos acobardamos, si vamos al discurso fácil de todo el mundo en casa será un caso, nadie producirá nada, el desempleo está ahí, se acabará lo que hay en la nevera", alertó el presidente.
Sus palabras van en la misma línea que el discurso que pronunció la noche del 24 de marzo en televisión, en que criticó las medidas restrictivas por su impacto en la economía.
El mensaje provocó una ola de críticas, incluso entre sus aliados más próximos, y volvió a desatar la indignación entre muchos brasileños, que promovieron "caceroleadas" espontáneas en las ventanas de sus casas para expresar su rechazo.
Según el último balance oficial del Ministerio de Salud, del 24 de marzo, el SARS-CoV-2 ha dejado hasta el momento en Brasil 46 muertos y más de 2.200 personas contagiadas.