Mientras Venezuela avanza en un plan de desinfección en áreas vitales y Argentina decreta cuarentena obligatoria durante todo marzo, el presidente López Obrador afirmó que su Gobierno presentará el plan para atender la pandemia el próximo martes 24 de marzo, cuando comience el receso escolar anunciado días atrás.
Sin embargo, cuestiones estructurales como la amplia cantidad de población que vive de la economía informal, así como el alto costo de las pruebas para identificar el COVID-19, podrían estar ocasionando un subregistro de casos, dados los números de los países vecinos y que ya generó rispideces con Estados Unidos.
Para la maestra en arte y doctoranda en ciencias sociales Cecilia Aguilar Castillo, quien sufre desde hace un año de una enfermedad inmunológica, la sociedad mexicana no ha respondido con seriedad a lo que se viene. Sputnik conversó con ella y te cuenta cómo enfrenta el COVID-19 una persona en un grupo de riesgo.
Vivir en un grupo de riesgo
"Soy académica investigadora, docente, activista, artista independiente y llevo un año diagnosticada con una enfermedad inmunológica poco conocida, similar al sida, pero con la diferencia de que yo no contagio y todo se me contagia", explicó Aguilar Castillo en diálogo con Sputnik.
"La experiencia es una forma de conocimiento y cuando te diagnostican con una enfermedad como la mía, los médicos te piden vivir en una burbuja. La decisión es si quieres vivir con calidad o cantidad, yo elegí la calidad y empecé a tomar precauciones para vivir, sin ponerme dentro de una bola de cristal", sostuvo.
"Como parte del grupo vulnerable, hoy estoy en la lucha por evitar que se agrande esta pandemia y no entiendo la negación que aquí se vive y cómo constantemente se difunde la idea del pánico, cuando se tiene que atender la realidad mundial", explicó.
Para el 21 de febrero de 2020, México ya contaba con el reporte de cinco casos confirmados de coronavirus en su territorio, según lo explica el infectólogo José Arturo Martínez Orozco en el curso informativo para capacitadores, que puede verse alojado en la web del Instituto de Emergencias Respiratorias, la institución encargada de la atención de los pacientes diagnosticados.
Es particular cómo Martínez Orozco destaca en ese curso la eficiencia de la medida adoptada por el gigante asiático, que había logrado que ya para esa semana China registrara un deceso en el ritmo de contagio, gracias a la restricción del contacto cara a cara entre sus ciudadanos.
El otro elemento clave es la credibilidad que tienen los Gobiernos, en cuanto a la información que dan para respaldar sus decisiones. México vive un momento de particular descreimiento, que ha hecho que mucha gente sienta que el COVID-19 es "un invento" o "una mentira del Gobierno"; o bien, como Aguilar, que desconfíe de las cifras oficiales.
"En mi experiencia personal, hace tres semanas cuando fui a mi consulta, ya había personas con los síntomas del coronavirus esperando atención. Y lo que supe por fuentes reservadas es que los decesos se están registrando como neumonías o influenza", sostuvo la fuente, sin indicar el origen de estos datos, salvo que se trata de hechos ocurridos en la Ciudad de México.
Lo central, afirmó a este medio, es que ya existe escasez de las pruebas para detectar el COVID-19 en el país y a partir del 18 de marzo se admitió realizarlas en dos hospitales privados. Distintos medios de prensa informan que el costo de la prueba supera los 3.000 pesos mexicanos por testeo (más de 120 dólares) que debe ser cubierto por el paciente en duda de estar infectado.