¿Qué son los incendios de séptima generación que amenazan con quemar la Tierra?
A partir de 1971 y durante 41 años, el 21 de marzo fue considerado como el Día Internacional Forestal al impulso de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). Pero lejos de ser una fecha que buscaba la preservación de los bosques primarios como ecosistemas centrales para la salud del planeta, ponía el foco en la forestación y no en la conservación.
Ovando diferenció lo que denominan "el oro verde, un bosque primario, donde hay muchísimas variedades de árboles, plantas menores, sustrato, etcétera", de las plantaciones de un tipo específico "de pino para la industria papelera, o los eucaliptus importados de Australia o las plantaciones de palma, que también están destruyendo bosques primarios".
"A todo eso los conservacionistas lo llamamos los desiertos verdes, porque dentro de ninguna plantación de pinos vive absolutamente nada porque el ambiente es tan ácido, sombrío, y lleno de elementos fuera de un ecosistema. Eso es un desierto verde que cada vez que se corta emite al aire mayor cantidad de dióxido de carbono", explicó el entrevistado sobre lo que termina impactando de manera directa en el cambio climático y el calentamiento global.
Incendios de séptima generación
El también experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas —de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza— destacó esta decisión pero mencionó que sin embargo los términos se siguen confundiendo. Por ejemplo cuando se habla de "la deforestación de la Amazonia". Sostuvo que "es un error total, un mal concepto".
Por el contrario, lo que ocurre cuando se impulsan proyectos como actualmente lo hace el Gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil para aprovechar la superficie amazónica para distintas actividades, por ejemplo las agroganadera, es en realidad arrasar con los bosques primarios.
La deforestación y sus consecuencias, apuntó Ovando, parecen posibles de ser solucionadas con una contramedida lógica: la forestación. Ovando apuntó que lejos está de ser así.
"La problemática del cambio climático, y dentro de ella lo más grave que es el calentamiento global, está provocando todas estas olas de calor y las conversiones de temperatura en distintas latitudes", dijo en referencia al impacto de la desaparición de zonas boscosas.
"Estos fuegos están provocando sus propias tormentas climáticas, forman nubes que a su vez emiten rayos que van quemando hacia adelante los bosques", explicó.
¿Es reversible?
Hay muchas personas y organizaciones no gubernamentales que buscan trabajar con gobiernos locales para poder restaurar "los bosques que han sido arrasados en su totalidad", destacó Ovando, pero puntualizó que lo hacen buscando aquellos árboles y vegetales que eran primarios, autóctonos, de ese lugar.
"Si bien no va a quedar exactamente igual se podrían restaurar en una gran proporción, lo que implica que un ecosistema volvería a funcionar con sus microorganismos, animales menores, mayores y una diversidad de aves nuevamente", aseguró.
Como ejemplo citó iniciativas novedosas que se pusieron en práctica en España "hace cuatro o cinco años" con el objetivo no de restaurar sino de evitar llegar a ese extremo. "Se trata de limpiar los bosques nativos, todo lo que está desrramado y hojas para de eliminar este material que es altamente inflamable provocando estos fuegos como los que vimos en Australia y en la Amazonia en los últimos meses", afirmó.
El experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas, perteneciente a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, informó que América del Sur "es una de las regiones más afectadas" por la pérdida de bosques primarios.
"A veces se pierden hasta cuatro millones de hectáreas por año en nuestros países, es una proposición extremadamente alta", sentenció.
En cuanto a la globalidad del problema, y citando cifras de la organización que integra, dijo que "hay que restaurar aproximadamente unos 375 millones de hectáreas".