La ausencia de vacunas, por el momento, para remediar el COVID-19 y sus efectos plantean el reto de encontrar formas alternativas de protegernos contra el virus. La última investigación de la Comisión Nacional de Salud china apunta a que la respuesta podría estar en el plasma de las personas que han vencido al virus.
De hecho, hay varios factores a tener en cuenta antes de aventurarse a usar el plasma como si fuera la solución definitiva.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el nuevo coronavirus se transmite principalmente por el aparato respiratorio. Eso significa que los anticuerpos obtenidos de los pacientes recuperados deberían desplegarse en la mucosa que cubre este tracto para evitar la infección de sus células. Pero lo cierto es que no hay evidencias de que el plasma de pacientes recuperados tenga la capacidad de actuar así.
Por último, evidentemente, por ahora hay muy poco plasma donado por personas que hayan superado el virus, y además requiere de procedimientos muy complejos y costosos para tratarlo.
Por tanto, tal y como apunta Wu Yuzhang, el método estudiado por el servicio de salud chino no es viable para utilizarse en personas sanas a modo de inmunizador.