Grava, de 95 años y conocido por sus vecinos estadounidenses como un químico retirado, aparece en la lista de 96 veteranos legionarios letones de las SS, divulgada el 16 de marzo por un grupo de historiadores rusos en la sede de la agencia de noticias Rossiya Segodnya.
La fundación Memoria Histórica reveló la identidad de 96 exnazis, de ellos 32 viven actualmente en Estados Unidos, 21 en Letonia, 19 en Australia, 15 en Canadá, cuatro en el Reino Unido, tres en Brasil y dos en Argentina.
Pero Grava dijo que se unió al grupo más tarde y contra su voluntad. "Los reclutas más jóvenes no teníamos realmente experiencia de guerra", dijo a Sputnik.
Grava, uno de los siete hijos de un maestro rural, fue llamado a filas en febrero de 1943, pero como quería terminar la escuela, optó por servir en las unidades alemanas de trabajo forzado y se dedicó a rellenar los cráteres que dejaban las bombas en las pistas de aterrizaje hasta agosto de 1944.
"Conseguí demorar y evadir la instrucción por un año y medio. Hasta que finalmente me mandaron de mi trabajo en Alemania a un campo de entrenamiento", dijo. "Fui reclutado. Simplemente me sacaron del lugar donde vivía y trabajaba y me enviaron a un campo de entrenamiento sin hacerme ninguna pregunta", añadió.
La permanencia en la zona de instrucción mantuvo a Grava, entonces de 20 años, otros seis meses lejos del frente.
"El entrenamiento iba muy muy lento. No había entrenadores, materiales ni armas; los letones recibieron de los alemanes la promesa de que los soldados de Letonia no entrarían en combate antes de completar la instrucción y recibir equipamiento", dijo Grava.
La unidad en la que se encontraba combatió contra las fuerzas soviéticas que avanzaban velozmente hacia el oeste.
"Si eso puede llamarse combate; fue una suerte de retirada, haciendo retroceder el frente, disparando muy poco, retirándonos, tomando nuevas posiciones hasta que llegaba un nuevo ataque. No era una línea de combate fija, era una retirada de un lugar a otro", dijo Grava.
Para él la guerra concluyó en marzo de 1945, cuando resultó herido y, "en parte caminando y en parte siendo transportado" llegó a un hospital en Alemania occidental.
"Allí fui capturado por el ejército estadounidense, en el hospital. Esa es mi experiencia", sostuvo.
Grava reconoció que el colaboracionismo de los letones con los nazis fue un error, pero observó que por entonces muchas cosas eran confusas.
"Trato de ver esto con la mirada que tenía entonces; si uno hubiera podido predecir el resultado de la guerra, entonces desde luego que fue un error", dijo.
Pero sin el beneficio de la retrospectiva, la gente esperaba la reiteración de un escenario como el de la Primera Guerra Mundial (1914-1919), cuando el colapso de los imperios ruso y alemán le permitió a Letonia obtener su independencia, según Grava.
Grava dijo que algunos parientes lejanos y varios compañeros de estudios fueron arrestados y deportados a Siberia por la Unión Soviética antes de la guerra.
"Mi familia no sufrió en forma directa; al comienzo de la guerra nos pusieron en arresto domiciliario. Cuando llegaron los alemanes, ellos escaparon. Fueron cosas muy menores, no verdadera represión", reconoció.
Interrogado sobre si estaba consciente de la suerte de miles de letones judíos brutalmente asesinados por los nazis y sus simpatizantes locales, Grava contestó "Sí y no".
"Sabía que a algunos judíos los mataban, pero no sabía el alcanza, no sabía cuán absoluta fue la destrucción; diría que fue un crimen terrible", sostuvo.
El exlegionario dijo que pensó si pudo haber ayudado a los judíos.
"La verdad, no veo cómo; era realmente imposible", argumentó, pues "los judíos en Letonia vivían, no en aislamiento, pero socialmente tenían su propia vida, no se integraban a la sociedad letona; tenían sus propias escuelas, sus propias instituciones culturales; la lengua que hablaban en sus hogares era ruso o idish; los letones y los rusos no tenían vínculos personales ni amistosos".
Su vida después de la guerra en Estados Unidos fue mucho más próspera.
Grava estudió química, se doctoró y trabajó como investigador; ahora disfruta de su retiro en el estado de Ohio (centro-oeste).
El veterano legionario visitó Letonia tres veces luego de que esta recuperó la independencia en 1991 y mantiene contacto con varios "camaradas de armas" que viven en Estados Unidos y Canadá.
El Comité de Investigación de Rusia anunció que verificará la implicación de los nazis que aparecieron en la lista publicada el 16 de marzo en Moscú en crímenes contra civiles soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial.
🇦🇷💶🇨🇭 Revelan identidad de 12.000 nazis que giraron dinero de Argentina a Suiza 👇https://t.co/OjNoQ7XZy3
— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) March 4, 2020
Justicia
"La lista de los integrantes de la división letona de las SS contiene datos suficientes para realizar las pesquisas (...) El Comité de Investigación analizará detalladamente esa lista", dijo la portavoz de la institución, Svetlana Petrenko.
En mayo pasado, el Comité de Investigación abrió un proceso por genocidio durante la Gran Guerra Patria, como denominan en Rusia al periodo comprendido entre el 22 de junio de 1941 —comienzo de la invasión alemana a la Unión Soviética— y la capitulación del régimen nazi en mayo de 1945.
La fundación logró establecer una serie de atrocidades que perpetraron los nazis letones que pueden ser calificadas como crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad.
Precisamente el batallón nazi masacró a las poblaciones de las localidades de Zhestianaya Gorka y Chórnoe, situadas en el noroeste de Rusia, entre los años 1941 y 1943.
Hasta la fecha fueron exhumados 500 cuerpos, pero se sospecha que pueden estar enterradas unas 5.000 víctimas del nazismo.