El impacto socioeconómico en España del coronavirus de Wuhan es tan fuerte que el Gobierno de coalición del Partido Socialista (PSOE) y Unidas Podemos (UP) se ha visto obligado a aplicar medidas de urgencia para paliar los desastrosos efectos. El presidente español, Pedro Sánchez, anunció el 17 de marzo un plan de 200.000 millones de euros (casi un 20% del Producto Interior Bruto) para luchar contra la pandemia y sacar a la economía del atolladero.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), España había pasado de tener 47 médicos por cada 10.000 habitantes en 2009 a 40 en 2016. El gasto sanitario ha decrecido. En suma, la pandemia ha terminado por poner de relieve la escasa financiación de los servicios públicos.
Una crisis anunciada
La actual situación suele interpretarse como un parón brusco de la economía, como una parada forzosa de la que luego será más fácil volver a recuperar el ritmo antes que si fuera una crisis. O no. Porque tal y como afirma el economista Santiago Niño Becerra, "el virus SARS-CoV-2 ha llegado cuando la economía se hallaba en caída". En declaraciones a Sputnik, este economista de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, constata que:
"Desde el otoño de 2018 las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo eran cada vez más grises, con cifras que siempre empeoraban las anteriores. Y es justo en este escenario cuando llega el virus".
Este experto explica que la pandemia global se ha instaurado una vez agotados los estímulos financieros que los bancos centrales habían estado inyectando a los Estados desde 2012. "Y cuando fue perceptible tal agotamiento, comenzó el declive: es la tercera fase de la crisis comenzada en 2007", señala Niño Becerra.
"Las grandes compañías habrán reajustado sus procesos productivos o estarán en ello, la oferta excedentaria habrá desaparecido, la demanda de trabajo se habrá ajustado a la necesidad productiva ―por lo que el subempleo será mayor―, y se habrá producido el inicio de la concentración de capital", arguye el economista. Mientras tanto, los Estados comienzan a inyectar fondos para mantener las hechuras. "No hace falta más que leer el discurso del presidente francés, Enmanuelle Macron, del 16 de marzo", recalca.
En España, con un alto déficit presupuestario, la medida incrementará la deuda pública, habida cuenta de que esos fondos son dinero público. Como resultado, la deuda española puede dispararse. "EEUU es un caso aparte, porque sabe que el resto del mundo le va aceptar todos los dólares que le convenga imprimir", matiza Santiago Niño Becerra.
El virus desplaza el centro del poder
Y si el coronavirus puede adelantar el cambio a otro modelo económico, otro tanto puede suceder en lo que respecta a los centros de poder. Es probable que la epidemia de COVID-19 favorezca su desplazamiento hacia el corazón de Asia.
Este especialista piensa que la pandemia está coincidiendo con una reorientación del mundo, pues se están cerrando 500 años de historia y el "eje de gravitación" se está desplazando hacia Oriente.
Monereo incide en la idea del poder estructural para resaltar el cambio geográfico del poder. "EEUU creó el FMI, el Banco Mundial y otras organizaciones, funcionales a su economía. Es un estado que se beneficia de las reglas que impone. Aun con la crisis, también se beneficia. Pero con China tiene problemas, pues pone otras reglas", dice, explicando que son precisamente las grandes reservas de moneda estadounidense con las que los chinos acaban comprando todo, desde puertos hasta centros de investigación.
"La pandemia aparentemente viene de China, pero es China la que tal vez mejor la aproveche para figurar como primera potencia. Porque lo que sabemos es que quien está organizando la lucha contra el coronavirus es China".
Monereo matiza que no se puede conocer el tamaño de la crisis que se avecina, "pero es evidente que el mercado y la economía capitalista van a ser suspendidos durante dos o tres meses, algo inédito".
Y la cuestión monetaria no depende de los estados europeos, "porque no hay sintonía entre quien crea el dinero y lo utiliza, la moneda es de facto extranjera", dice. Como resultado, "en España no podemos emitir moneda en una contingencia como la del coronavirus, no podemos emitir deuda pública".
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— Embajada de China en España (@ChinaEmbEsp) March 17, 2020