El histórico cierre de fronteras acordado por el Consejo Europeo de la UE no permitirá la entrada de ciudadanos provenientes de terceros países, pero afecta al tráfico aéreo comunitario. El belga Charles Michel, presidente del citado órgano, anunció en la tarde del 17 de marzo que la decisión ha sido coordinada "para restringir los viajes no esenciales a la UE durante 30 días".
El estado de alarma vigente en España entraña medidas que afectan al transporte y tránsito aduanero. Y desde las 0:00 horas del 19 de marzo quedarán prohibidas las conexiones aéreas entre la península y los aeropuertos de las islas Canarias y Baleares. Los enclaves africanos de Ceuta y Melilla también sufren la medida desde el día 17.
Casi sin vuelos
El tráfico aéreo en España está prácticamente parado. "Cada vez quedan menos vuelos disponibles, hay un 70-80% de la flota de Iberia en tierra", comenta a Sputnik Israel Vellisca, secretario sectorial de Sindicato Sectorial Aéreo FeSMCUGT en Madrid. Este sindicalista es de la impresión de que el Gobierno de España acabará decretando el cierre total del espacio aéreo, "porque si no, no tendría sentido haber cerrado el transporte terrestre, blindar las islas, o no tener comunicación con EEUU", dice. "Están esperando a repatriar a sus países a la gente que está aquí de vacaciones".
"No hay mamparas de protección, no se respetan las distancias. Es algo que se está pidiendo, pero que no se cumple en casi ningún aeropuerto".
De resultas, los trabajadores, tanto de tierra como personal de vuelo, tienen miedo. "Van a trabajar, pero sin la seguridad de que no acabarán contagiados. Y los pasajeros se ponen nerviosos. Nos sentimos un poco abandonados. Al fin y al cabo somos los que estamos llevando a la gente a sus casas, es una crítica al Gobierno", dice Vellisca, para quien la toma de medidas es insuficiente para el personal de vuelo, "porque siguen estando dentro de un tubo".
Aviones casi vacíos y riesgo máximo
El personal de vuelo de las compañías es especialmente vulnerable. Sus temores atañen tanto a la propia salud como al futuro laboral. "No se pone el foco informativo sobre nosotros, y somos un colectivo con un factor de riesgo enorme, también como portadores del virus", explica a Sputnik un azafato de Iberia que prefiere guardar el anonimato.
Según esta fuente, el sector aéreo está "abandonado del interés de la opinión pública", cuando en realidad es un colectivo que está tratando de llevar de vuelta a la gente a sus casas. Las medidas de desinfección aplicadas en los aviones no se pueden comparar con otras instalaciones, y "la distancia tanto entre tripulantes como entre pasajeros es mínima en los aviones".
"Servir la comida dentro del avión es una locura. El uso de guantes es voluntario y no hay mascarillas, en un avión podemos estar propagando el virus tanto o más que en un hospital".
"Y seguimos alojándonos en hoteles", denuncia. "Se habla mucho de las residencias de ancianos donde está muriendo mucha gente, pero no nos damos cuenta de que un hotel es casi lo mismo: muchas personas tocando superficies". Este trabajador incide en la contradicción existente entre la continuidad de su labor y las medidas de aislamiento decretadas:
"Puedo estar confinado en casa por las mañanas, pero por las tardes juego en esta ruleta rusa".
Un futuro laboral incierto
La viabilidad del sector aéreo puede quedar en entredicho. "Cuando el virus haya pasado aquí en verano, se activará en América Latina. Entonces no dejaremos venir a la gente de allá, será un colapso", razona este azafato.
📢Desde las 00h del 19 de marzo se prohíbe cualquier tipo de vuelo comercial o privado, con origen en cualquier #aeropuerto situado en el territorio nacional y destino cualquier aeropuerto situado en #Canarias e Islas #Baleares.
— Aena (@aena) March 17, 2020
Ten en cuenta que se mantienen algunos vuelos⬇️ pic.twitter.com/v7G0CbdViW