Es por eso que Sputnik hizo una recopilación de las principales armas que tiene la humanidad para cuidar la Tierra, basada en las recomendaciones de un grupo de físicos, geólogos y científicos del cambio climático australianos.
Plantar MUCHOS árboles
No es un cliché, la acción de plantar árboles realmente tiene el potencial de al menos frenar el cambio climático. Investigaciones recientes han calculado que es posible crear un área reforestada de 900 millones de hectáreas a nivel mundial (casi el tamaño de China), sin contar los bosques, tierras de cultivos y áreas urbanas ya existentes. Esta franja ayudaría a almacenar el 25% de la reserva de carbono atmosférico actual.
No solo el planeta se vería beneficiado con estas acciones, la economía también. Esto daría oportunidad a pequeñas empresas y crearía nuevos puestos de trabajo. Además, hay varias maneras para financiar estas iniciativas, entre las que se encuentran tomar dinero de las recaudaciones de impuestos por las emisiones de carbono.
Convertir el dióxido de carbono en roca
La mineralización de carbono es un proceso mediante el cual se convierte el dióxido de carbono en minerales de carbonato emulando la forma en la que las conchas marinas y la piedra caliza se hacen de forma natural, señalan los científicos en su informe.
Una de las tantas técnicas estudiadas incluye capturar dióxido de carbono de plantas industriales y burbujearlo a través de salmuera de plantas de desalinización. Esto permitiría capturar grandes cantidades de CO2 y de crear materiales de construcción útiles como derivados.
Hacer la superficie de la Tierra más reflectante
Si se logra reflejar la luz solar de vuelta al espacio, será posible contrarrestar el calentamiento planetario.
Los estudios han señalado que las superficies terrestres más claras tienen un buen potencial para enfriarse a escala regional y pueden reducir las temperaturas extremas hasta 3° C.
Incluso, al hacer el planeta un poco más frío se puede reducir el uso de aire acondicionado y, con esto, disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Reimaginar el transporte
El transporte es una de las actividades del ser humano que más genera desperdicios. Por poner solo un ejemplo, la industria naviera internacional emitió alrededor de 800 megatoneladas de dióxido de carbono, según cifras de 2015, y se espera que esta cifra se duplique para 2050.
Se debe incentivar un cambio en los patrones de consumo de bienes y servicios para reducir así la necesidad de transporte marítimo de largas distancia. Además, se puede apoyar más a las empresas que desarrollen vehículos de cero emisiones, como lo son aquellos que funcionan con hidrógeno o con electricidad.