Los investigadores de la Universidad de Arkansas y de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro llegaron a esta conclusión tras un estudio con la participación de 80 voluntarios. Cada uno de ellos tomó una píldora de cafeína de 200 mg —lo que equivale a beber alrededor de una taza de café de 350 mililitros— o una píldora de placebo.
Luego, los investigadores pusieron a prueba:
- el pensamiento convergente de los participantes, responsable de encontrar una solución correcta a un problema;
- el pensamiento divergente, que consiste en pensar en una serie de soluciones creativas y novedosas para un problema;
- la memoria de trabajo, responsable del almacenamiento y la gestión temporal de información en el cerebro;
- el estado de ánimo.
"En las culturas occidentales, la cafeína se suele asociar con profesiones y estilos de vida creativos, desde escritores y su café hasta los programadores y sus bebidas energéticas", recalca Darya Zabelina, primera autora del estudio. No obstante, la investigación no confirmó este estereotipo, ya que los 200 mg de cafeína mejoraron significativamente la resolución de problemas pero no tuvieron ningún efecto en el pensamiento creativo de los participantes.
"Tampoco lo empeoró, así que sigue bebiendo tu café; no interferirá con estas habilidades", concluye Zabelina.