Existen dos formas de lavarte las manos. La primera consiste en disminuir la biomasa general de microbios, es decir, las bacterias, los virus y otros tipos de microorganismos. Lo hacemos enjabonándonos con jabón y enjuagándonos con agua. La química del jabón ayuda a eliminar los microorganismos de nuestras manos y restablece las propiedades naturales de nuestra piel.
Por ejemplo, los estudios del agente antibacteriano triclosán, que solía estar presente en jabones, pastas de dientes y desodorantes, han demostrado que altera el comportamiento de nuestras hormonas.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU han elaborado directrices para no solo lavarte las manos, sino también hacerlo de una forma eficaz.
- Mójatelas con agua del grifo, y luego aplícate jabón después de cerrarlo.
- Enjabónatelas poniéndote jabón en las palmas, en el dorso de las manos, entre los dedos y bajo las uñas.
- Frótate las manos durante no menos de 20 segundos. Para calcular el tiempo puedes, por ejemplo, tararear la canción de cumpleaños feliz de principio a fin dos veces.
- Vuelve a enjuagarte las manos para quitar el jabón.
- Sécatelas con una toalla limpia o con aire caliente.
Si agua y jabón no están disponibles, los CDC recomiendan el uso de un desinfectante para manos a base de alcohol que contenga al menos un 60% de etanol. Los alcoholes tienen un amplio espectro de actividad antimicrobiana. Limita el contacto de las manos con la boca, la nariz y los ojos.
Además, es importante mantener tu propia microbiota saludable —la flora microbiana natural—reduciendo los niveles de estrés, durmiendo lo suficiente y comiendo alimentos de origen vegetal.