Las intenciones de voto del electorado israelí no se han movido ni un ápice. La media de escaños que le otorga una combinación de encuestas al Likud, el partido principal de la derecha israelí, encabezado por el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, es de 34 frente a los 34 que obtendría la coalición de centro-derecha Azul y Blanco, liderada a por Benny Gantz.
En esta ocasión son 29 las formaciones que se presentan, pero no se espera que más de ocho superen el mínimo del 3,25% de los votos necesarios para entrar en la cámara, donde ningún partido ha logrado nunca mayoría absoluta. En Israel siempre han sido necesarios los gobiernos de coalición.
Si los vaticinios de los sondeos se cumplen, los resultados volverán a situarlo todo en un punto muerto, sobre todo si las dos principales formaciones en liza empatan en número de escaños.
Netanyahu intentará conservar su cargo. Mientras dure su juicio —desde meses hasta años— puede ser primer ministro, según la ley.
Netanyahu puede contar con los 16 escaños que obtendrían los partidos ultraortodoxos Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y los 7 del ultraderechista Yamina (Derecha), pero le faltarían unos pocos para formar coalición.
El líder del partido de ultraderecha laico Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, que prevé obtener entre 7 y 8 escaños, ha dicho que no va a apoyarlo, pero podría cambiar de opinión.
Gantz lo tiene peor que 'Bibi', como se conoce popularmente al primer ministro en funciones. De momento, puede contar con los 9 o 10 asientos que las encuestas dan a la alianza de partidos de centro-izquierda Laboristas-Gesher-Meretz, y quizás ganarse el apoyo de Lieberman, pero no sería suficiente.
Pero la Lista Conjunta solo apoyará a Gantz si cambia radicalmente sus posturas respecto a la anexión de partes de Cisjordania, su actitud hacia Gaza y hacia la ocupación, algo impensable.
Si Gantz se impusiera a Netanyahu, aunque fuera por una victoria muy ajustada, podría abrirse la puerta a la formación de un gobierno de unidad nacional entre las dos principales fuerzas. Azul y Blanco está dispuesto a crearlo, pero a cambio de sacrificar a Netanyahu, a quien se apartaría del cargo de primer ministro.
Netanyahu, líder más valorado
Resulta difícil comprender que un primer ministro implicado en tres casos de corrupción pueda mantener las intenciones de voto de su electorado intactas. Pero Netanyahu sigue siendo el líder más valorado de Israel.
Una gran parte de su partido considera infundadas las acusaciones contra su líder, que arrasó en las últimas elecciones primarias y sigue siendo el jefe indiscutible del Likud.
Gantz no ha logrado convencer a sus conciudadanos de que 'Bibi' solo pretende salvarse a sí mismo del proceso judicial y de que hay que apartarlo del poder.
Durante una campaña electoral basada en las descalificaciones mutuas, Gantz ha intentado desesperadamente llamar a la participación, que en esta ocasión podría ser más baja, dado el desinterés generalizado de la sociedad en estos comicios.
En su mitin de cierre de campaña, ayer en Tel Aviv, Gantz reiteró: "¡Salid y votad!"
Para el columnista Ben Caspit, del diario de derechas 'Maariv', quedarse en casa no es una opción para los que quieren echar a Netanyahu. "Este es el momento de la verdad, no tendremos otra oportunidad, es ahora o nunca: o votamos o perdemos al país", escribió este domingo en su columna de opinión.
Para no perder la costumbre, Netanyahu apura las últimas horas antes de que abran los colegios electorales para arrancar unos votos a los ciudadanos más ultraderechistas.
Esta mañana prometió en una entrevista a la radio pública israelí que, si gana los comicios, se anexionará partes del territorio palestino ocupado de Cisjordania "en cuestión de semanas".
El plan de paz para Oriente Medio presentado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a final de enero en la Casa Blanca, da luz verde a Israel para anexionarse partes de Cisjordania.
El proyecto viola el derecho internacional, que aboga por una solución de dos Estados. El palestino tendría que establecerse en las fronteras anteriores a la Guerra de 1967, en la que Israel ocupó Gaza, Cisjordania, Jerusalén este, el Golán sirio y la península egipcia del Sinaí.