"Tenis, te digo adiós", escribió la atleta en un ensayo escrito para las revistas Vogue y Vanity Fair.
Maria Sharapova is leaving tennis. In an exclusive essay for Vanity Fair and Vogue, the tennis legend reflects on her career, looks to her future, and asks: How do you leave behind the only life you’ve ever known? https://t.co/q2UO5INjFI
— VANITY FAIR (@VanityFair) February 26, 2020
La deportista, de 32 años, relató que recibió una de las "señales" de que llegó la hora para terminar su carrera en agosto pasado, durante el Abierto de EEUU.
Entonces sufría de una lesión en el hombro y tenía que infiltrarlo para poder "aguantar el partido".
Sharápova subrayó que lesiones de hombro no son algo nuevo para ella, pues con el tiempo sus tendones se han desgastado y ya tuvo numerosas cirugías, incluida una el año pasado, tras la cual pasó meses en fisioterapia.
"Solo pisar la cancha aquel día pareció la victoria definitiva, aunque por supuesto debería haber sido meramente un primer paso hacia la victoria. Lo comparto no por pedir compasión, sino para pintar mi nueva realidad: mi cuerpo se ha convertido en una distracción", constató.
La atleta afirmó que echará de menos sus entrenamientos, su equipo y sus entrenadores, "apretones de manos —tanto tras victorias como derrotas— y a las atletas que, sin importar si lo sabían o no, me forzaban a ser mi mejor yo".
"Después de 28 años y cinco títulos Grand Slam, estoy preparada para escalar otra montaña, competir en un terreno diferente", enfatizó.
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Sharápova agregó que disfrutará ahora de la "sensación de calma con mi familia, el detenerme para una taza de café de la mañana, escapadas de fin de semana inesperadas, entrenamientos que yo elija (¡hola, clases de baile!)".
Nacida en Siberia, en la desaparecida Unión Soviética, en 1987, Sharápova contó también cómo fue su primer contacto con el tenis. "La primera vez que recuerdo haber visto una cancha de tenis, mi padre estaba jugando en ella. Tenía cuatro años en Sochi, Rusia, tan pequeña que mis pequeñas piernas colgaban del banco en el que estaba sentada. Tan pequeña que la raqueta que recogí a mi lado era el doble de grande", detalla Sharápova en su texto en Vanity Fair.
La rusa jugó 816 partidos, de los cuales ganó 645.
En agosto de 2005 por primera vez encabezó el ranking de la WTA, donde ahora se sitúa en el puesto 373.
La rusa se saltó al estrellato en 2004 cuando, con apenas 17 años, derrotó en la final del Wimbledon a Serena Williams convirtiéndose en la primera rusa en conquistar el trofeo del torneo más emblemático de tenis.
Williams sería una de sus principales nemesis: María la llegaría a vencer solo una vez más, el mismo año en el Masters femenino, para luego perder 19 encuentros seguidos.
Aunque se perfilaba como la especialista en las pistas de hormigón, curiosamente es en la tierra batida del Abierto de Francia donde más éxitos tuvo en cuanto a los torneos Grand Slam, con dos trofeos.
A esto se suma la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Londres, para completar lo que se conoce como el Silver Slam.
La segunda copa del Roland Garros, que se llevó en 2014, llegó a ser su último triunfo en la serie Grand Slam y uno de los últimos torneos ganados en la carrera.
El meldonium y el adiós
A mediados de 2016 la Federación Internacional de Tenis (FIT) anunció la suspensión por dos años de Sharápova por el uso de meldonium, un medicamento para el corazón que mejora el flujo sanguíneo y permite que los atletas se recuperen más rápido, por lo que en enero de ese año se había incluido en la lista de sustancias prohibidas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). Tras conocer la sanción, la tenista rusa comunicó su intención de apelar al Tribunal de Arbitraje Deportivo, que finalmente le rebajó la pena a 15 meses y pudo regresar a las canchas en abril de 2017.
El regreso no fue el esperado y las lesiones no ayudaron a encontrar su mejor tenis. La deportista, de 32 años, relató que recibió una de las "señales" de que llegó la hora para terminar su carrera en agosto pasado, durante el Abierto de EEUU.
En el Abierto de Australia de este año, al que llegó por una invitación especial (Wild Card) otorgada por el comité organizador, ya avisó de su posible salida del deporte activo, pues al ser preguntada sobre si volverían a verla en el torneo respondió: "No sé, no sé".
Reconocida como una de las deportistas más ricas, con una fortuna valorada entre los 135 y los 195 millones de dólares, según publicaciones especializadas, y dueña de su propia marca de dulces llamada Sugarpova, la tenista se prepara para una nueva vida alejada de las canchas.
"Extrañaré a mi equipo, a mis entrenadores. Echaré de menos los momentos con mi padre sentados en el banco de prácticas", destacó Sharápova.
Se despide la rubia esbelta que marcó pautas en las canchas y con sus movimientos desbancó a muy encumbradas figuras del modelaje.