Este padecimiento, también denominado encefalomielitis miálgica (SFC), es muy incapacitante y puede confundirse con las afecciones del siglo: depresión, ansiedad y angustia.
"Con frecuencia los pacientes con fatiga crónica son ansiosos y aprensivos, por lo que es probable que padezcan también depresión", reveló.
Se estima que en América Latina, entre el 2% y 3% de la población, de más de 40 años, sufre dicho síndrome.
Asimismo, la fatiga crónica presenta síntomas parecidos a los de un mal cardíaco, a los de artritis reumatoide, alguna infección que ocasione molestia en los músculos, o incluso al cáncer. Pues uno de sus síntomas es la inflamación de los ganglios linfáticos.
El científico indicó la necesidad de un diagnóstico médico.
"Si se presenta uno o varios síntomas, debe atenderse de inmediato y someterse a estudios. Cuatro semanas son suficientes para tener un diagnóstico porque es posible que al cabo de seis meses ya haya consecuencias, pues el SFC tiene gran impacto personal, familiar y social", declaró.
"Se cree que la condición invalidante de este síndrome y sus consecuencias (la pérdida de empleo, por ejemplo) hacen que los pacientes se estresen y el síndrome empeore. Es un ciclo que se retroalimenta y que es indispensable romper", concluyó.