El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, se reunió este 24 de febrero con el gobernador de Ceará, Camilo Santana, y tras el encuentro aseguró que la situación está "bajo control", aunque reconoció que "dentro de un contexto relativamente difícil, en que parte de la Policía del estado (de Ceará) está parada", según recoge el diario O Globo.
La paralización provocó un aumento de las muertes violentas: entre el 19 de febrero y el domingo 23 la Secretaría de Seguridad Pública de Ceará registró 147 homicidios, cuando la media de asesinatos en 2020 era de seis casos al día.
Según el Gobierno, fueron movilizados 2.500 soldados del Ejército y 150 agentes de la Fuerza Nacional.
Por el momento, las autoridades descartaron usar estos efectivos para recuperar el control de los cuarteles donde los agentes de la Policía Militar están protestando amotinados.
Hasta la noche del domingo 23 de febrero más de 200 agentes de seguridad de Ceará habían sido apartados por participar en los actos de protesta y otros 37 fueron detenidos por deserción (la ley brasileña no permite que los policías vayan a la huelga).