El padre del fundador del portal de filtraciones WikiLeaks, John Shipton, miembros del equipo de la plataforma de filtraciones y el guitarrista Roger Waters, entre otros artistas y activistas, encabezaron la marcha que partió del Alto Comisionado de Australia, atravesó la plaza de Trafalgar, avanzó frente a Downing Street y concluyó en la explanada del Parlamento de Westminster.
Rogers instó al primer ministro, Boris Johnson, a declarar su apoyo a la democracia, la libertad de expresión y la prensa libre.
"Primer ministro, actúe como un bulldog inglés ante la hegemonía de EEUU y cancele esta farsa judicial", urgió el cofundador de Pink Floyd.
El músico y activista Brian Eno alertó a su vez que la entrega de Assange a la Justicia estadounidense "será el fin de la libertad de expresión".
"Encarcelar a los criminales de guerra", leía una en referencia a los responsables de las atrocidades destapadas en informes confidenciales publicados por Wikileaks.
Otros mensajes señalaban que la "libertad de Assange es nuestra libertad", "el periodismo no es un crimen" o simplemente reclamaban la cancelación de la persecución del profesional australiano.
"Nos enfrentamos a una fuerza oscura (...) que ahora quiere extraditar y arrojar a Assange al calabozo para siempre; debemos detener esta fuerza y liberar a Julian", dijo su sucesor en la dirección de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson.
Furia y una férrea determinación a intensificar la lucha por la excarcelación de Assange unió a los partícipes en la protesta, tanto en el estrado como en el embarrado césped de Westminster.
El intelectual Tariq Ali, la diseñadora Vivienne Westwood y otros activistas, periodistas y artistas tomaron sucesivamente la palabra en denuncia de los gobiernos del Reino Unido y EEUU en esta jornada de lucha y presión popular.
Assange seguirá personalmente el juicio en contra de su extradición, que comienza el lunes 24 en el juzgado del penal de Belmarsh donde está detenido desde abril de 2019.