Estos esfuerzos han sido ampliamente divulgados, sin embargo los medios transnacionales de la información se han hecho eco de una serie de noticias falsas encaminadas a desinformar sobre el alcance de la epidemia y el esfuerzo del Gobierno chino para enfrentar tan poderoso enemigo que amenaza con desplazarse por todo el planeta. Según lo constatado in situ por las autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Gobierno chino ha mostrado competencia en el reto de hacer frente y vencer al flagelo.
En este sentido, el Gobierno chino demostró alta capacidad de respuesta y gran responsabilidad al decidir la cuarentena total de Wuhan, donde surgió la enfermedad. Esto permitió que la misma no se expandiera a otras regiones y países con la velocidad que sí lo hizo en su epicentro. Así, hasta el momento, esta ciudad y la provincia de Hubei es la única que muestra una concentración de la epidemia, logrando que fuera de ellas se manifestara de forma aislada. Esto cobra mayor valor si se considera que el brote se produjo casi en el mismo momento que daba inicio a las fiestas del Año Nuevo chino, circunstancia en la que se produce el mayor movimiento migratorio del país y del mundo en un corto plazo.
En este sentido, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, señaló en una conferencia de prensa el 30 de enero que: "…el Gobierno chino debe ser felicitado por las medidas extraordinarias que ha tomado para contener el brote, a pesar del grave impacto social y económico que esas medidas están teniendo sobre el pueblo chino”.
Vale destacar que en tiempo récord se construyeron tres nuevos hospitales en Hubei, incluido el Centro Médico Regional Dabieshan de 1.000 camas, que entró en funcionamiento el 28 de enero, así como el Hospital Huoshenshan (con 1.000 camas y 34.000 metros cuadrados) y el Hospital Leishenshan (con 1.500 camas y 75.000 metros cuadrados) en Wuhan, que estuvieron listos durante la primera semana de febrero.
Igualmente, desde diciembre cuando se detectó la infección, se activaron los mecanismos de respuesta en el nivel local, provincial y nacional ante la situación creada. El 25 de enero, el primer ministro Li Keqiang fue designado presidente de un grupo pequeño central establecido para luchar contra la epidemia COVID-19 visitando Wuhan dos días después para inspeccionar los últimos avances y transmitir al pueblo la responsabilidad que el Gobierno central asumía en el enfrentamiento del virus. De la misma manera,crearon más de 50 grupos de alrededor de 6.000 médicos y especialistas para atender a los afectados.
Por su parte, las empresas tecnológicas chinas han utilizado internet para establecer un mecanismo especial de comunicación social del pueblo. Por ejemplo, Tencent ha establecido once plataformas que brindan servicios en línea, como divulgación de información y asesoramiento médico. Se creó una plataforma que ofrece servicios clínicos médicos en línea destinados a reducir la exposición de los pacientes con fiebre al virus en el hospital y otra, ayuda a calmar al público al desacreditar rumores y teorías de conspiración. Didi, una empresa de servicios de transporte de automóviles ha establecido un convoy dedicado a transportar al personal médico en medio del cierre del tráfico de Wuhan. Otra empresa ha ideado una aplicación de búsqueda mediante la cual los usuarios pueden verificar si han sido compañeros de viaje de una víctima infectada.
No obstante, el Gobierno chino se ha mostrado cauto al analizar las probables repercusiones de esta crisis en su economía. Ha dicho que en este momento se encuentra en una fase de transición del crecimiento de alta velocidad propio de las últimas cuatro décadas a uno de alta calidad. En esa medida, ha asumido la protección de su economía contra riesgos financieros externos, la lucha frontal para controlar la contaminación ambiental y la erradicación de la pobreza para el año 2021 como sus tareas básicas del momento.
Así mismo, desde hace dos años se ha visto involucrada en una guerra económica desatada desde Estados Unidos que tuvo en el apoyo de Washington a las revueltas de Hong Kong del año pasado, su punto más álgido. Todo esto significará repercusiones aún no medibles en materia económica, sobre todo en lo relacionado a la estabilidad de las pequeñas y medianas empresas, el empleo y la estabilidad del valor de la moneda.
En cualquier caso, este evento está poniendo a prueba la capacidad de la economía de China para enfrentar grandes desafíos. Paradójicamente, a corto plazo, la epidemia no causa un efecto negativo en la economía, sino que por el contrario, ha beneficiado a industrias como el comercio electrónico, el juego y el entretenimiento en línea de millones de personas que han debido permanecer en sus hogares. Al mismo tiempo, el Gobierno chino ha dado rápida respuesta financiera a la crisis dando cuenta de la capacidad y solidez de su hacienda.
Por otra parte, en Estados Unidos, ciertos sectores han puesto en duda la capacidad de China para enfrentar los compromisos de la Fase I del acuerdo para dar una tregua conveniente a ambos países en su guerra comercial de dos años. Al respecto, todo indica que China podrá cumplir sus compromisos, sobre todo en materia de compra de productos agrícolas, desvaneciendo agoreros análisis que apuntaban a crear más y mayor incertidumbre. Al contrario, los estudios previos conducen a pensar que la crisis pudiera conducir a un aumento de las importaciones chinas desde Estados Unidos sobre todo de equipamiento e insumos médicos.
En otro ámbito, desde el primer momento el Gobierno chino comenzó a trabajar junto a la OMS para coordinar acciones en el combate de la epidemia, de manera primordial a fin de evitar su propagación global, después que el director general de la institución declarara este mal como "emergencia de salud pública de interés internacional (PHEIC)",
China ha estado informando a sus ciudadanos y al mundo de todos los avatares de la epidemia lo cual ha generado confianza en la comunidad internacional y en el propio pueblo chino respecto de las medidas para enfrentar el flagelo. En este sentido, China ha comprendido y aceptado las medidas que otros Gobiernos han tomado para aislar la propagación de la enfermedad, tomando decisiones propias en ese sentido y esperando la solidaridad y el apoyo de la comunidad internacional sobre todo en dar posibilidades de adquirir los insumos necesarios para combatir el virus, agradeciendo además, los aportes que en este ámbito puedan hacer otros países.