La empresa de distribución española, que inició su gran expansión por el territorio nacional en los años sesenta del siglo pasado y cuenta con grandes almacenes por toda la geografía ibérica (también en Portugal) e insular (Islas Canarias e Islas Baleares), se enfrenta desde hace unos años a problemas de diversa índole que pueden marcar su futuro inminente.
Su principal modelo de negocio, de compra presencial en el propio establecimiento, está necesitado de una flexibilización urgente de cara a los nuevos tiempos, caracterizados por una competencia auspiciada por Internet. Caracterizado por vender absolutamente de todo y por su política flexible en cuanto a la devolución de los productos, también ofrece otro tipo de servicios, como el brinda su agencia de viajes, Viajes El Corte Inglés, de futuro incierto.
Un vistazo a las cifras
Su cifra oficial de negocio correspondiente al primer semestre de 2019 ascendió a 7.613 millones de euros (+1,3% respecto al año anterior), mientras que su beneficio bruto de explotación (Ebitda) fue de 386 millones de euros (+13,9%). Pero el pico de su facturación aconteció en 2007, cuando marcó la cifra récord de 17.990 millones de euros y un beneficio neto de algo más de 716 millones.
En la actualidad, la deuda acumulada de El Corte Inglés gira en torno a los 3.000 millones (3.114 al cierre del primer semestre de 2019). Para reducirla, está estudiando vender activos, también inmobiliarios, valorados en algo más de 1.500 millones de euros. Según informaciones de medios especializados como Preferente.com, el grupo planea vender su agencia de viajes (valorada en unos 500 millones de euros).
Un modelo con historia
Empresa familiar cuyo primer establecimiento abierto en el centro de Madrid se remonta a 1935, tomó su nombre de una pequeña sastrería, cuyo fundador, Ramón Areces, compró y reformó. Experimentó una fuerte expansión en la década de los años sesenta del pasado siglo, que se aceleró hasta sus postrimerías. El grupo, dirigido en la actualidad por Marta Álvarez, es a España lo que Harrods a Londres o Galeries Lafayette a París. Divide su actividad en 23 divisiones de negocio y en sus almacenes es posible comprar desde un traje pret-a-porter hasta un juguete, pasando por muebles, electrodomésticos o artículos de belleza y perfumería. Absolutamente todo.
Pero no todas las secciones rinden por igual, tampoco sus divisiones. De hecho, algunas están experimentando un descenso en la cuota de sus beneficios, cuando no directamente pérdidas.
El Corte Inglés dispone también de un servicio de venta online, espacio donde la competencia es durísima. Si el conocimiento de los articulos en venta por parte de los dependientes en sus plantas apenas tiene parangón, no ocurre lo mismo en el espacio digital, donde las compañías de venta por Internet pujan por ganarse a un comprador al que le llega todo tipo de información acerca de los productos.