"Los bebés, por ejemplo, comen solo mientras tienen hambre. Tan pronto como estén llenos, se detienen", dijo Gourdon a Sputnik, antes de agregar que el problema de muchos adultos es que no saben interpretar las necesidades de su organismo.
Para la especialista, la regla sobre la saciedad se aplica también al consumo de dulces.
"Si comes un postre mientras tengas hambre y te detienes cuando estés lleno, entonces no habrá problemas. Pero si ya no quieres comer y sigues comiendo el postre o incluso una manzana o un yogur, eso se acumulará", detalló la médica.
Gourdon agregó que otro problema es que "no nos permitimos disfrutar cuando comemos un alimento que creemos que es dañino".
Para Laetitia Corona, nutricionista en el sur de Francia, es posible comer un dulce y no aumentar de peso. Sin embargo, hay algunas reglas.
"Si a veces nos dan ganas de deleitarnos con dulces, podemos hacerlo al final de una comida, pero nunca debemos reemplazar el almuerzo o la cena con dulces. Tampoco debemos comer dulces entre comidas", dijo la nutricionista.
Según ambas especialistas, las dietas severas no son muy efectivas a largo plazo, pues cuando una persona deja de seguirlas, ya sea porque se cansó o porque logró el resultado deseado, y vuelve a su dieta habitual, es común volver a ganar los kilos perdidos y, a veces, ganas kilos adicionales. En lugar de una dieta, las nutricionistas aconsejan alimentarse de manera equilibrada y practicar deportes.