La nochebuena de 2013, Danel Llorente encontró a su madre llorando, sola, en la cocina, frente a la ventana. Tras un largo y sentido abrazo entre ambos, su madre le dijo "me tienes que prometer una cosa: el día que no recuerde uno de vuestros nombres, ese día que veas que os confundo, que no sepa como os llamáis… por favor… ese día me tienes que ayudar a marchar".
"Si empezara a olvidarme de amar, también quisiera dejar de vivir (…) Sí, me olvido de todo. Pero de amaros nunca me olvidaré, lo juro. Aunque no me entere, no sienta, no vea, no hable, no escuche os seguiré queriendo. Sois lo mejor de mi vida", escribió Maribel en una carta dirigida a sus tres hijos y a su esposo Txema Lorente.
Cuentan sus hijos que, tras el diagnóstico de la enfermedad, Maribel se apuntó a diversas actividades para intentar ralentizar su progreso, sin embargo, tras unos años, el Alzheimer empezó a trastocarlo todo.
"Mi ama (madre) no sabe quién soy, no solo no recuerda nuestros nombres, sino que tampoco nos reconoce como sus hijos, y pocas veces reconoce al hombre con el que ha estado 63 años, su marido. A veces soy su hijo, otras su padre, amigo, desconocido e incluso su enemigo. Depende del momento (…) Mi ama no atiende a razones, no usa lógica, no solo es incapaz de construir una frase completa, sino que ni siquiera acaba una palabra (…)"
"No se puede vestir sola, quiere irse a casa cuando está en ella. Mi amatxu se mea y caga, y hay que limpiarla y cambiarla todos los días. Tiene dolor, mucho dolor. Se tumba a descansar con los ojos abiertos y la mirada perdida. En muchas ocasiones caen lágrimas de sus ojos vacíos y sin expresión. Y yo… sigo sin cumplir mi promesa" confesaba Danel en su blog 5 años después de aquella promesa que le hizo a su madre.
En ese mismo blog, su esposo Txema le fue escribiendo poemas y canciones para que en algún lugar quedaran preservados los recuerdos:
Tres veces cada hora te digo que te quiero,
tres veces se te olvida y yo te lo recuerdo.
Tres veces me sonríes mirándome a los ojos,
y tres veces me besas porque yo soy tu todo.
Morir dignamente
Para Txema y sus 3 hijos no había nada más doloroso que ver a Maribel sufrir. Por esa razón iniciaron una ardua batalla para cumplir su deseo de morir dignamente.
"Mi madre en su Declaración de Voluntades Anticipadas dejó por escrito que solo quería la eutanasia si era legal, porque así nos blindaba a nosotros de correr el riesgo de ir a la cárcel. Ella prefería morir que vivir sufriendo, pero prefería seguir sufriendo a que nosotros fuéramos a la cárcel", explica David.
"Cuando empezamos la lucha ella no se enteraba de nada. No sabía que estábamos luchando. Ella era solo un cuerpo y una mente que sufría", recuerda David.
"Es una victoria de una suma de agentes sociales. Detrás de esto hay asociaciones como Alzando el vuelo, Asociación Derecho a Morir Dignamente, que lleva luchando por este derecho desde 1984, muchos enfermos y familiares. Esto también es gracias a Ramón Sampedro, que fue el primero que hace 21 años solicitó la eutanasia y lo hizo mediático, que removió conciencias y abrió camino", sostiene David.
El proyecto de Ley de eutanasia tendrá que pasar por las comisiones parlamentarias que harán sus enmiendas. Se tiene previsto que pueda ser aprobada antes del verano.
España da un paso decisivo para reconocer el derecho a una muerte digna. Gracias a las personas y colectivos que llevan años peleando por ello. Y a @luisacarcedo, por su trabajo incansable en la elaboración y defensa de esta ley de #eutanasia tan necesaria.#VidaDignaMuerteDigna pic.twitter.com/sdCAZAPFPF
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) February 11, 2020
Desde ya, partidos conservadores como el PP y Vox han dejado claro su profundo rechazo. Alegan que con esta ley "el estado se convertirá en una máquina de matar".
"Parece que van al pleno a manifestarse por una ley que no se han leído, porque la ley dice claramente que tiene que ser voluntad expresa del paciente, nadie puede decidir por él".
"La ley es garantista. El paciente lo ha tenido que pedir reiteradamente, haberla solicitado, al menos, 2 veces por escrito y haber transcurrido un período mínimo de 15 días para asegurarnos de que es una decisión meditada. No es que yo mañana digo que me quiero morir y me dan unas pastillas. Esto no funciona así".
Los partidos progresistas con representación en el Congreso prometen defender esta propuesta hasta convertirla en ley para que, nunca más, se repitan historias como las de Ramón Sampedro o Maribel Tellaetxe, que murieron esperando una ley que reconociera que la vida es un derecho y no una obligación.