Al menos desde el siglo XII, la Iglesia ortodoxa rusa ha bendecido las espadas de los guerreros jóvenes como símbolo de su disposición a participar en la defensa de sus tierras. Esta tradición se mantiene en los días presentes, pero las armas que se bendicen ya no son espadas, sino unas mucho más potentes, incluidas las de destrucción masiva.
El nuevo proyecto, publicado el pasado 3 de febrero en la página web de la Iglesia ortodoxa rusa, llama a excluir este rito de la práctica pastoral.
La bendición de cualquier arma cuyo uso pueda provocar la muerte de un número indeterminado de personas, "incluidas las armas de efectos indiscriminados y las de destrucción masiva", no refleja la tradición de la Iglesia ortodoxa y "no se corresponde con el contenido de la propia bendición de las armas militares", dice el documento.
El sacerdote Pavel Ostrovski, prior de la Catedral de Jorge de Capadocia en Najábino, región de Moscú, señaló que la gente a veces piensa erróneamente que lo que se bendice es un arma o un vehículo, pero en realidad, se trata de la protección del camino.
El clérigo observó en declaraciones a Sputnik que "la guerra es un gran mal".
"La Iglesia bendecía a la gente para que defendiera su patria, que no atacara a nadie, sino que solo defendiera", subrayó.
No obstante, Pável Ostrovski señaló que la Iglesia ortodoxa siempre ha creído que a pesar de que una persona defienda su patria, realice una hazaña y cumpla con su deber, sigue violando el mandamiento de no matar.
"Por lo tanto, la gente que regresaba de la guerra después de haber cometido asesinatos, tenía que arrepentirse y confesar", dijo a la agencia.
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— Sputnik Mundo (@SputnikMundo) November 22, 2019
El proyecto del documento para poner fin a la bendición de las armas de destrucción masiva se envía a las diócesis de la Iglesia ortodoxa rusa para que expresen sus opiniones al respecto. El debate está abierto a todos los que deseen participar. La recopilación de las opiniones durará hasta el 1 de junio de este año.