En diciembre del 1994 los científicos noruegos empezaron a prepararse para lanzar una iniciativa conjunta con EEUU en la isla de Andoya. Se trataba de un cohete científico de cuatro etapas dotado con propulsores para uso militar que habían sido puestos a prueba previamente por la NASA. Con el lanzamiento de este cohete los científicos noruegos buscaban estudiar auroras boreales.
Los científicos noruegos dieron instrucciones a su Ministerio de Asuntos Exteriores para que notificase a los países vecinos sobre "esta campaña científica internacional de cohete" sin señalar la fecha concreta del ensayo, según la Atomic Heritage Foundation. No obstante y debido a un error burocrático, el mensaje nunca llegó ni a los funcionarios rusos ni a los operadores del Sistema de Alerta sobre Ataques de Misiles de Rusia.
El 25 de enero del 1995 el Black Brant XII despegó de Andoya. Teóricamente tenía que alcanzar una altitud de 1.500 kilómetros que podría haber hecho que llegase al territorio de Rusia.
"Un oficial de turno reportó haber detectado un misil balístico (...) Si este hubiera sido lanzado en una trayectoria óptima, podría haber recorrido 3.500 kilómetros que, de hecho, equivalía a la distancia que le faltaba para impactar contra Moscú. Además, los lanzamientos de un misil civil y uno nuclear se parecen demasiado, particularmente en la etapa inicial de su trayectoria de vuelo", recordó Anatoli Sokolov, general del Sistema de Alerta sobre Ataque de Misil de Rusia (SPRN, por sus siglas en ruso).
"En estas circunstancias los militares rusos tomaron la única decisión posible: trabajar según el plan, tal y como lo ordenaban las instrucciones y de la misma manera como lo habían hecho antes durante los ensayos", recordó el experto ruso en el SPRN, Nikolai Devianin.
En pocos minutos Boris Yeltsin, el entonces presidente de Rusia, activó el maletín nuclear, y las fuerzas nucleares de Rusia se pusieron en estado de alerta máxima. Poco después al presidente le hicieron llegar datos más precisos y el maletín nuclear fue desactivado.
"He utilizado por primera vez mi pequeño maletín negro con el botón que siempre está conmigo. Contacté inmediatamente con el Ministerio de Defensa y con todos los comandantes que necesitaba y estuvimos siguiendo la trayectoria del misil de principio a fin", declaró Yeltsin al día siguiente.
El incidente del cohete noruego es el único caso conocido en el que un líder ruso ha activado el maletín nuclear. Además, los peligros de una guerra nuclear accidental continuaron persistiendo incluso durante el tiempo en el que la amenaza de una confrontación militar entre EEUU y Rusia estuvo en su nivel más bajo, según publica en su artículo la Atomic Heritage Foundation.