En un comunicado, el estatal Consejo Administrativo de Defensa Económica (Cade) informó que aprobó la operación porque "las empresas no compiten en los mismos mercados" y porque "no hay riesgo de problemas de competencia derivados de la adquisición".
La compra a la que el Gobierno brasileño ha dado luz verde prevé dos transacciones: una de ellas consiste en que Boeing compre el 80% del capital de negocio de aviación comercial de Embraer, que engloba la producción de aviones regiones y comerciales de gran porte.
La segunda trata de la creación de una joint venture entre Boeing y Embraer centrada en la producción de la aeronave de transporte militar KC-390, con participaciones del 49% y 51% respectivamente.
Al analizar la operación comercial, el Cade constató que la operación no debe impactar negativamente en los niveles de rivalidad en el mercado, y que la ampliación del portfolio de Boeing servirá para ejercer más presión contra Airbus, la empresa que domina ese mercado.
Además, el Cade concluye que la operación será beneficiosa para Embraer, que pasará a ser un socio "estratégico" para Boeing.
"De esta manera, la división que permanece en Embraer (aviación ejecutiva y de defensa) contará con más cooperación tecnológica y comercial de Boeing", dice el organismo estatal, que resalta que las inversiones más fuertes de la división comercial, donde hay mucha competencia con Airbus, las tendrá que hacer Boeing.
Embraer es una empresa privada, pero el Gobierno brasileño mantiene poder de veto porque es detentor de la llamada "golden share"; por ello, la fusión de las dos empresas dependía del aval de la actual administración.
Cuando se anunció la operación, partidos de la oposición la criticaron argumentando que se estaría entregando parte de una empresa estratégica para la economía del país a una compañía de EEUU.