"Nunca más nos quedamos en la casa de los amigos de mis padres, pero tampoco hablamos de lo que conté", detalla la cantante en su libro, citado por People.
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El dolor emocional, sumado a otros problemas, incluida la presión profesional de su vida de cantante llevaron a Jessica a recurrir al alcohol y a los estimulantes. La dependencia puso su vida en peligro.
"Me estaba matando con toda la bebida y las pastillas", escribe la artista.
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Con apoyo de profesionales y de su familia, Jessica se recuperó en noviembre de 2017 y desde entonces no ha tomado ni una sola copa. La cantante dice que lo más difícil no ha sido dejar el alcohol, sino someterse a terapia y "sentir los traumas por los que había pasado".
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Además de su libro, Jessica lanzará también seis nuevas canciones que cuentan su historia. La artista espera que sus obras puedan ayudar a los que sufren de problemas similares a saber que no están solos.
"Ha sido un viaje emocional largo, duro y profundo (...) Utilicé mi dolor y lo convertí en algo que puede ser hermoso y con suerte inspirador para las personas", escribe Jessica.