El 21 de enero las Fuerzas Armadas rusas realizaron una maniobra militar empleando la estación de radar Don-2N. La función de este equipamiento es identificar misiles balísticos intercontinentales de nueva generación y destruir objetivos equipados con estaciones con sistema antiperturbación y con objetivos falsos de diferentes tipos.
En el transcurso de las maniobras se puso en práctica la operación de los radares, la preparación de los antimisiles en sus silos de lanzamiento y la destrucción de blancos simulados que atacaron la capital rusa.
El Don-2N está compuesto por radares de microondas separados, situados en cada uno de sus vértices para que se active la voz de alarma en caso de un supuesto ataque contra Moscú. El sistema se encuentra en estado de disponibilidad operacional total, funciona las 24 horas del día y opera en conjunto con sistemas de defensa antimisiles A-135. Es capaz de impactar misiles balísticos intercontinentales a una distancia de hasta 3.700 kilómetros, todo monitoreado por el superordenador Elbrus 2.